Émeline es profesora de SVT (Ciencias de la Vida y de la Tierra) y referente de desarrollo sostenible (RDD, por sus siglas en francés).
Después de diez años como profesora en REP+ (Red de Educación Prioritaria) en la Academia de Créteil, Émeline llega al Instituto François Perron en Cérilly, un instituto rural situado al norte de Montluçon, en el departamento de Allier, que cuenta con 108 estudiantes. En esta entrevista nos habla de su papel en el centro educativo y de los proyectos llevados a cabo desde 2017.
Háblenos sobre su función en su instituto.
No se trata solo de una etiqueta, en el establecimiento tengo un reconocimiento. Cuando llegué, descubrí que a nadie le interesaba el desarrollo sostenible. Para mí era obvio, dado que acababa de salir de un instituto REP+ calificado como E3D (etiqueta de escuela responsable), en el que había podido llevar a cabo numerosos proyectos.
Fue un gran placer comenzar con acciones simples. Junto con el profesor de Geografía e Historia, pusimos en marcha una acción de reciclaje de pilas en colaboración con la asociación Piles Solidaires.
Como referente de desarrollo sostenible, cuento con el apoyo de la dirección para realizar los proyectos. El director, así como los agentes y asistentes educativos, están muy involucrados. Mi inversión es verdaderamente reconocida y percibo una IMP (indemnización por misión particular), puesto que realizo acciones con mis compañeros, pero esta función también implica invertir tiempo en redactar los proyectos y en la etiqueta E3D.
La implementación de los proyectos permitió que se otorgara a nuestro instituto la etiqueta E3D directamente en el nivel 3. La etiqueta E3D es importante, ya que nos permite establecer el vínculo entre los distintos proyectos y acciones llevados a cabo.
El desarrollo sostenible ha proporcionado una dinámica colectiva a nuestro instituto. El hecho de que yo dirija y coordine acciones como referente permite involucrar a los demás docentes. Me gustaría que se dieran cuenta de que ya están haciendo desarrollo sostenible. No se trata solo de animales y plantas, sino también de bienestar, energías, solidaridad, desigualdades.
Así que no solo atañe a la asignatura de Ciencias de la Vida y de la Tierra, sino a todas las disciplinas y a toda la comunidad educativa.
¿Podría presentarnos el resto de proyectos llevados a cabo?
El martes al mediodía dirijo un club de naturaleza con la profesora bibliotecaria: observaciones en el patio; puesta en marcha de un pequeño huerto; creación de un hotel de insectos; concienciación sobre las pilas; participación en un concurso académico sobre la lucha contra el desperdicio de pan, con la producción de un vídeo de sensibilización que se divulgó entre los estudiantes y los alumnos de primaria. En todas estas acciones participan alumnos voluntarios.
En el caso del reciclaje de pilas, organizamos concursos entre las clases para aumentar la cantidad de pilas recogidas.
El personal de apoyo educativo también participa y organiza el reciclaje del papel. Asimismo, reciclamos cartuchos de tinta (con una empresa que organiza la recogida y ofrece una donación a una asociación).
Somos un punto de recogida para recuperar materiales de escritura usados (organizado con TerraCycle: nos damos a conocer en comercios, empresas y asociaciones para que nos traigan su material). Sensibilizamos al alumnado: por ejemplo, con 600 bolígrafos podemos hacer muebles de jardín de plástico reciclado. Se trata de proyectos sencillos que permiten establecer un vínculo con el territorio, las escuelas de la zona y los padres.
Hemos enviado una solicitud para un proyecto financiado por CARDIE (Unidad Académica de Investigación, Desarrollo, Innovación y Experimentación) sobre las «ciencias participativas». Hemos recibido protocolos llave en mano para trabajar en la biodiversidad local, por ejemplo, con una «operación caracoles» o un trabajo sobre las lombrices de tierra en conexión con el programa de Ciencias de la Vida y de la Tierra. Esto permitió implicar al alumnado e introducirlo en el desarrollo sostenible.
Durante cuatro años, hemos llevado a cabo acciones diversas y variadas. No obstante, lo que hay que recordar es que el papel del referente debe permitir promover una visión global del desarrollo sostenible e incluir una dimensión sostenible en todas las acciones y proyectos que se pongan en marcha.
Este es el caso del día de integración de sexto curso. Se reserva un día a finales de septiembre. Se invita a los padres a tomar un desayuno equilibrado preparado por el alumnado por la mañana. Se les conciencia sobre el equilibrio alimentario y el desperdicio.
Luego se organizan varios talleres:
- un taller sobre el tiempo de degradación de los residuos,
- un juego colectivo sobre la limpieza natural para limpiar los residuos alrededor de la escuela (proyecto con las tiendas Leclerc, que proporcionan el material),
- un taller, con la enfermera, sobre el bienestar y la comunicación,
- una intervención de una asociación sobre la biodiversidad local con una sesión de pesca organizada en un antiguo lavadero (cómo recuperar una larva, un renacuajo, una libélula),
- un juego colaborativo en torno al agua: carrera de orientación que incluye concursos sobre el desperdicio del agua y el ciclo de desarrollo de estas especies.
Nota: Esta entrevista se publicó por primera vez en la revista de UNSA-Éducation, Questions d'Éduc. n°43 - Junio 2021.
Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.