El 1 de mayo de 2021, la Internacional de la Educación reconoce y respalda la lucha del sindicalismo en favor de la democracia en todo el mundo.
Desde Myanmar hasta Hong Kong, Filipinas, Bielorrusia, Brasil, Haití, Irán, Yemen y otros lugares, los sindicatos marcan el camino hacia la libertad, los derechos humanos y la democracia.
Sufre ataques, a veces mortales, de las fuerzas de seguridad. Hay sindicalistas que han sido objeto de arrestos, y de torturas en algunos casos, por ejercer sus derechos fundamentales. Otros integrantes del colectivo sindicalista han sido víctimas de terroristas que han terminado con sus vidas y su libertad. Pese a la violencia, la intimidación y el temor, perseveran. La resistencia continúa.
Las mujeres forman una parte fundamental de esta lucha. Se han movilizado masivamente; y miles de ellas se han manifestado y se han puesto en huelga, negándose a ser intimidadas por la violencia. Se han convertido en líderes del movimiento democrático. La juventud también se ha sumado a la causa y ha dado un paso al frente.
La energía y la determinación de las mujeres y la población joven avivan la esperanza de los avances con respecto a la desigualdad de género y otras desigualdades que se han intensificado durante la pandemia y han debilitado la democracia.
El colectivo sindicalista del ámbito educativo ve la democracia no solo a través del prisma sindical, sino también del educativo. Entiende, a menudo a través de una dura experiencia, que la libertad de enseñar —al igual que la libertad de sindicación— requiere democracia.
La lucha por la democracia no se está librando únicamente en países donde el activismo sufre ataques sangrientos y arrestos en masa. Esos casos son visibles y dramáticos. El sindicalismo se enfrenta a otros graves ataques a sus sindicatos y a la democracia de muchas formas insidiosas.
Sindicalistas docentes de Bahréin, Camboya, Jordania, Kenia y Turquía luchan por la supervivencia de sus sindicatos para representar a sus miembros con firmeza. Eso también es luchar por la democracia.
La defensa de la democracia exige contrarrestar una avalancha de desinformación y odio organizado que a menudo conducen a la violencia.
La democracia no se limita a unas elecciones libres y justas, por importantes que estas sean. Se trata de transparencia y responsabilidad, y de cumplir con toda la población en lugar de con unos cuantos que ya tienen más riqueza y poder de los que les corresponde.
Aunque la lucha contra la tiranía y en pos de la creación de democracias fuertes y sostenibles es local, también es una lucha sindical mundial. Nuestros valores y solidaridad comunes, en palabras y hechos, son el aglutinante que mantiene unido al movimiento sindical mundial. Solidaridad en el sentido de no dejar solas a esas personas que ocupan la primera línea en esta lucha.
Los sindicatos solamente pueden funcionar plena y libremente en democracia. La democracia no es completa sin los sindicatos. Por eso, el 1 de mayo de 2021, la IE celebra el valor y la determinación del sindicalismo que lucha por la justicia.