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“Panorama de la educación 2020: ¿qué podemos aprender para la recuperación de los sistemas educativos tras la COVID-19?”, por John Bangs.

publicado 29 septiembre 2020 actualizado 2 octubre 2020
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Dice mucho de la gravedad de la crisis generada por la COVID-19 que este año el secretario general de la OCDE, Ángel Gurria, asuma la responsabilidad de publicar la edición de este año de Panorama de la educación. Aunque la OCDE describe Panorama de la educación como una publicación de referencia, llena de datos comparativos interesantes, no suele gozar del impulso político de PISA o TALIS. Sin embargo, este año la pandemia lo ha cambiado todo. Los datos de Panorama de la educación de este año se podrían haber descartado directamente, ya que prácticamente todos se recabaron antes de su estallido. Sin embargo, Gurria optó por utilizarlos a modo de advertencia ante el precario futuro al que se enfrenta la educación, describiendo la situación con duras palabras: todos los países, por muy preparados que estuvieran para la pandemia, se enfrentan ahora a una recesión económica brutal. Deben colocar la educación en el centro de sus planes de recuperación económica si esperan que funcionen. De hecho, instó a los países a renovar su compromiso político con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, y más concretamente con el ODS relativo a la educación, para impulsar una recuperación a nivel mundial.

Sus palabras fueron un llamamiento para que los países respondieran a la crisis de la COVID-19 y restauraran el optimismo y la esperanza entre la juventud. También fueron una oposición implícita a algunos de los países miembros que parecen poco inclinados a continuar financiando los esfuerzos de la OCDE para ayudar a la ONU y a la Unesco a alcanzar los ODS.

Por supuesto, Gurria tiene razón. La única manera en que los países pueden prepararse para la recuperación pos-COVID es centrarse en mejorar la enseñanza de cara al futuro. La pandemia ha sometido a una gran presión a todos y cada uno de los aspectos de la sociedad, y la educación no ha sido la excepción. Además, con nuestra descripción del estado de los sistemas educativos justo antes de la pandemia podemos identificar dónde se encontraban las fisuras que el virus ha acrecentado.

Por lo tanto, la mejor manera de usar los datos de Panorama de la educación es detectar las grandes desigualdades, tanto en las comparaciones entre países como en la disparidad en la prestación de la educación o en las diferencias relativas al nivel socioeconómico, al género o a la raza del alumnado.

Enorme presión

Es evidente dónde se está dejando sentir la presión con mayor virulencia. La educación a distancia tiene sus límites y, claramente, no ha compensado el cierre de los establecimientos educativos en muchos países. Según estudios recientes, como el de la NFER, la brecha del aprendizaje entre el alumnado rico y pobre ha crecido un 46 % en un año (Guardian, 31 de agosto). Este incremento ha quedado patente, sobre todo, en el principal ámbito abordado por Panorama de la educación de este año, la enseñanza técnica y la formación profesional (ETFP), donde buena parte del alumnado procede de entornos relativamente desfavorecidos. Fijémonos en los cursos de ETFP. En muchos de ellos, la formación práctica y en empresa es esencial. Sin embargo, el confinamiento institucional la ha hecho prácticamente imposible. Para poder hacer prácticas, es necesario que las empresas las ofrezcan.

Sin embargo, tal y como se describe en Panorama de la educación, las empleadoras y los empleadores podrían dar prioridad a la recuperación de su negocio por encima de la admisión de alumnado en prácticas. La ETFP ya estaba en horas bajas y carecía de financiación suficiente antes de que irrumpiera la pandemia. En pocas palabras, muchos cursos de ETFP están desapareciendo, y las prácticas se ven amenazadas justo en el momento en que la sociedad necesita más mano de obra titulada en ETFP.

A pesar de todo ello, los trabajadores y trabajadoras titulados en ETFP, junto al profesorado y el personal médico, han sido esenciales para el buen funcionamiento de los servicios públicos durante la crisis, y lo seguirán siendo el futuro. Panorama de la educación lo deja claro: en la nueva configuración de la educación pos-COVID debe concederse la misma importancia a la ETPF que al resto de instituciones educativas y las universidades. Los sindicatos de la educación desempeñarán un papel muy importante para conseguirlo.

Hay muchos más ejemplos de casos en los que la COVID-19 ha generado tanto riesgos como oportunidades para la educación. Panorama de la educación informa de que el número de jóvenes entre 18 y 24 años que no estudian ni trabajan (ninis) está en su cifra más baja desde el año 2000. Ante el riesgo de que el desempleo se dispare en muchos países, es muy probable que el número de ninis crezca de manera exponencial. Una vez más, los sindicatos de la educación desempeñarán un papel esencial en la promoción de la educación y la formación de la juventud que haya abandonado la enseñanza reglada.

Panorama de la educación sigue haciéndose eco de las dudas de la OCDE sobre la correlación entre la ratio alumnado/profesorado y el desempeño del alumnado, pero es evidente que la presión para garantizar un retorno seguro a las aulas ha puesto de relieve que los establecimientos educativos con una ratio alumnado/profesorado elevada tendrán muchas más dificultades para lograr una vuelta segura a tiempo completo. De hecho, según Panorama de la educación, ahora el 60 % de los países organiza las clases con sistemas de turnos. De acuerdo con la publicación, “a los países con menor ratio les resultará más fácil respetar las normas de distanciamiento”. En resumen, a las pruebas de que las clases con ratios más elevadas contribuyen al burnout del personal docente se suma ahora la necesidad de reducir la ratio por motivos de salud.

Otra cuestión es el tiempo que dedica el personal docente a la formación/enseñanza. La cantidad de horas de clase ha cambiado poco estos años, pero con la pandemia han llegado las medidas de distanciamiento, el aprendizaje combinado y la vuelta gradual del alumnado. Todo ello podría ir acompañado de nuevas exigencias al personal docente que no podrán cuantificarse con las medidas de tiempo de enseñanza empleadas hasta la fecha. Por otra parte, ninguna de estas exigencias se refleja en sus sueldos. El hecho de que sus salarios asciendan al 80-94 % de lo que ganan los trabajadores y las trabajadoras con una cualificación equivalente en otros sectores refleja la brecha salarial global de género y el hecho de que el salario docente continúa siendo insuficiente.

Por supuesto, también está el problema de la financiación de escuelas e instituciones educativas. A no ser que se tomen medidas para proteger la financiación de la educación, la recesión brutal pronosticada por la OCDE le afectará tanto como al resto de áreas de gasto gubernamental, si no más. Medir lo que está ocurriendo será esencial, pero Panorama de la Educación deja claro que usar el Producto Interior Bruto como baremo de la inversión en educación de los países cada vez es menos fiable. Es probable que el PIB se reduzca, en algunos casos notablemente, y quizá algunos países aleguen que están gastando más en educación como porcentaje de su PIB, cuando en realidad estarán haciendo recortes.

Estos son solo algunos ejemplos. Recordemos que, como siempre, Panorama de la educación es un nombre poco apropiado, ¡ya que tiene casi 500 páginas! Sin embargo, a lo largo de la publicación hay indicadores que ponen de relieve los aspectos de la educación que corren peligro como consecuencia de la recesión provocada por la COVID-19. Por otro lado, Panorama de la educación también deja claro que, aunque el secretario general de la OCDE vaya a retirarse de manera inminente en mayo del año próximo, no lo hará sin hacer ruido.

Nota: Esta entrada se publicó por primera vez en Education Journal, Núm. 423 (ISSN: 1364-4505).

Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.