La Federación Americana de Maestros ha presentado una hoja de ruta detallada que, ante la ausencia de vacuna para la COVID-19, especifica un plan para volver a abrir con seguridad y responsabilidad los centros escolares y otras instituciones fundamentales para el bienestar y la salud económica de nuestras comunidades.
Este “ Plan para reabrir con seguridad las escuelas y comunidades de Estados Unidos” (en inglés), un documento de 20 páginas con base científica, es el resultado de una intensa labor colaborativa entre profesionales de la sanidad pública, líderes sindicales y trabajadores de la primera línea de la lucha contra el coronavirus con el objetivo de prepararse para el periodo posterior al momento en el que se frene la curva y se logre la erradicación real del virus.
Incluye cinco pilares básicos que informan de nuestra decisión de reabrir el país con un fundamento científico y tras consultar a educadores y expertos en salud pública (sin una perspectiva política ni poco informada).
Para volver a abrir de forma gradual necesitamos:
1. Mantener la distancia física hasta que el número de casos descienda durante un mínimo de 14 días consecutivos. Reducir el número de casos nuevos es un requisito previo para iniciar la transición hacia los planes de reapertura comunidad a comunidad.
2. Integrar la infraestructura y los recursos para probar, llevar a cabo un seguimiento y aislar los nuevos casos. La transición de un distanciamiento físico centrado en la comunidad con medidas de confinamiento a intervenciones específicas según cada caso concreto requiere un refuerzo de la capacidad para hacer pruebas, llevar a cabo un seguimiento y aislar cada nuevo positivo.
3. Implantar herramientas de salud pública que eviten la propagación del virus y alinearlas con estrategias educativas que se adapten a las necesidades de los estudiantes.
4. Implicar a los trabajadores, sindicatos, padres y comunidades en toda la planificación. Los espacios de trabajo y comunidades se enfrentan a retos únicos relacionados con el coronavirus. Para garantizar que los planes de reapertura tengan en cuenta todos estos desafíos, la comunidad y los trabajadores de distintos sectores deben implicarse en el proceso, es decir, tienen que participar, formarse y capacitarse para ello.
5. Invertir en la recuperación: no debemos abandonar a las comunidades estadounidenses ni descuidar el futuro del país. Estas intervenciones requerirán una mayor (nunca menor) inversión en sanidad pública, así como en nuestras escuelas, universidades, hospitales y gobiernos locales y estatales. Reforzar a las comunidades debería ser una de las prioridades en este proceso de recuperación.
El proyecto reconoce el afán de los norteamericanos por volver a recuperar algo parecido a la normalidad. No obstante, para ello, debemos cumplir con un reto sin precedentes: determinar cómo reconfigurar nuestra sociedad y los espacios físicos que tanto apreciamos (escuelas públicas, lugares de culto, centros de trabajo, restaurantes y más) de forma que antepongamos en ellos nuestras prioridades fundamentales: la seguridad y el bienestar de las familias trabajadoras, sobre todo de los que luchan contra la pandemia desde la primera línea, y la salud financiera de nuestra sociedad.
Nuestras escuelas, además de educar a estudiantes y servir de centros neurálgicos de la comunidad, permiten a los padres trabajar fuera de casa, con lo cual volver a abrirlas con seguridad se convierte en un factor clave, si no el más importante, para la recuperación del país.
Este documento global también expone las complejidades existentes y proporciona asesoría específica para la transición desde el confinamiento hasta otros enfoques relacionados con la salud pública.
Además, refleja que, como respuesta ante la crisis, se deben planificar y alinear la logística, las estrategias educativas y las medidas relacionadas con la salud pública en un solo enfoque coherente que, probablemente, evolucionará a medida que cambien los datos y las situaciones.
Estados Unidos es testigo de un desafío singular que nos exige trabajar juntos y negociar el camino que tenemos por delante. Gracias a los datos, la ciencia y la experiencia de educadores y personal sanitario, hemos redactado el borrador de un plan de cinco puntos que alinea las herramientas de salud pública requeridas, las necesidades formativas y socioemocionales de los alumnos y la logística para volver a abrir nuestras escuelas y comunidades de una manera gradual pero segura, equitativa y consciente.
Nuestro proyecto es una chispa que contrasta con las directrices contradictorias, la fanfarronería y las mentiras del gobierno de Trump. Las opiniones de educadores y trabajadores del sector sanitario, así como de los padres, resultan fundamentales para que un plan de reapertura funcione. Son los ojos y los oídos de nuestras comunidades, es decir, una pieza indispensable para que esta planificación sea segura y efectiva. Esperamos que este documento sea el inicio de un debate real sobre la reapertura de escuelas, universidades y otros centros de trabajo que permita a nuestros trabajadores y familiares no solo soñar con un futuro seguro y acogedor, sino conseguir que sea una realidad.
El plan se puede leer aquí(en inglés).
Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.