La UNESCO ha convocado a los ministros de educación a una reunión de emergencia para tratar el impacto del brote de COVID-19 en la educación. La reunión tiene lugar hoy, 10 de marzo. Los últimos datos de la UNESCO indican que, actualmente, un número sin precedentes de estudiantes no pueden acudir a la escuela.
Según la UNESCO, 16 países han aplicado el cierre de escuelas y universidades en todo el territorio nacional para limitar la propagación de la COVID-19. Más de 363 millones de estudiantes de todos los niveles de enseñanza no pueden asistir a clase en estos países. Otros 16 países han ordenado el cierre de escuelas y universidades a nivel local, el cual ha afectado a la educación de 567 millones de alumnos más.
Dado que los ministros de educación se reúnen hoy, les instamos a que tengan en cuenta las cuestiones siguientes para que esta grave crisis sanitaria no se convierta también en una crisis de la educación.
- En estos momentos, es absolutamente esencial priorizar la salud y la seguridad de estudiantes, docentes y personal de apoyo escolar.
- Un enfoque a nivel de escuelas y comunidades enteras es lo más eficaz para limitar la propagación del virus y mantener a raya el pánico. La comunidad escolar debe recibir instrucción, información y orientación precisas sobre las medidas preventivas. Los sindicatos de la educación también están trabajando sin descanso para garantizar que nuestros miembros reciben información puntual.
- El cierre prolongado de los centros escolares ocasiona grandes interrupciones en la educación de millones de estudiantes. Han de ponerse en marcha medidas que minimicen el impacto de los cierres a la hora de impartir la enseñanza.
- Los estudiantes más vulnerables se ven afectados de manera desproporcionada por el cierre de las escuelas. Muchos dependen de los comedores escolares y puede que no tengan acceso a herramientas en línea que les permitan acceder al aprendizaje a distancia. El cierre de las escuelas también está añadiendo presión a las familias que ya atraviesan dificultades, y los padres y las madres que trabajan tienen que pedirse días libres para cuidar de sus hijos. Deben adoptarse medidas concretas para garantizar que los estudiantes más vulnerables no se dejan atrás.
- Animamos a los gobiernos a que trabajen con los educadores y sus sindicatos para hallar maneras de que el proceso educativo pueda continuar durante el cierre temporal de las escuelas.
- Aunque la tecnología puede facilitar el aprendizaje a distancia a corto plazo, es esencial comprender que estas soluciones solo pueden ser temporales y nunca pueden sustituir a la enseñanza y el aprendizaje en el aula.
- Los docentes y el personal de apoyo escolar deben recibir su remuneración durante los períodos de cierre.
- En los países donde los proveedores de servicios de enseñanza privada operan junto a las escuelas públicas, deben adoptarse medidas para que la respuesta sea integral y unificada en todo el sistema educativo.
- El trabajo interministerial es esencial para abordar el impacto generalizado del brote. Las escuelas son piezas fundamentales de todas las comunidades, y las interrupciones en su funcionamiento afectan a la economía e incluso pueden socavar los sistemas sanitarios ya de por sí fatigados, dada la obligación de que padres y madres permanezcan en casa con sus hijos.
- El cierre prolongado de las escuelas a menudo ocasiona un aumento en la tasa de abandono escolar, ya que algunos estudiantes no regresan a las clases cuando las escuelas reabren sus puertas. Los gobiernos deben preparar estrategias que aborden esta posible consecuencia del cierre generalizado.
David Edwards
Internacional de la Educación
Secretario General