Mientras Haití se enfrenta a la anarquía y a la violencia generalizada, los sindicatos de la educación advierten del terrible impacto que tiene esta crisis en el sistema educativo del país, dado que los estudiantes, docentes y trabajadores de la educación temen por sus vidas y se están cerrando las escuelas.
Tras años marcados por los desastres naturales, una epidemia de cólera y escándalos de corrupción, la situación en Haití sigue agravándose. El país se enfrenta ahora a un aumento de la violencia, con la presencia de bandas que aterrorizan a la población. Los sindicatos afiliados a la Internacional de la Educación de Haití (Fédération Nationale des Travailleurs en Education et en Culture – FENATEC; Konfederasyon Nasyonal Anseyan Dayiti – CNEH; Union Nationale des Normaliens d’Haïti – UNNOH; Union Nationale des Normaliens/Normaliennes et Educateurs/Educatrices d’Haïti - UNNOEH) han dado la voz de alarma con respecto al deterioro de la situación en el país y a las terribles consecuencias que tiene para los estudiantes y los educadores haitianos.
Los sindicatos de educación informan de que, desde principios de año, dos estudiantes de 5 y 13 años fueron asesinados en incidentes separados, dos estudiantes fueron víctimas de un intento de secuestro y varios padres fueron secuestrados, todo ello en las proximidades de las escuelas. Por motivos de seguridad, las escuelas que se encuentran en zonas gravemente afectadas por la violencia han cerrado sus puertas. Miles de estudiantes, educadores y padres de todo el país tienen miedo a salir de sus casas.
La violencia asesta un duro golpe a un sistema educativo ya de por sí debilitado, plagado de corrupción y privatización. Más del 90% de las escuelas de Haití son privadas y están poco reglamentadas y supervisadas por parte del gobierno. Los pagos de los salarios de los docentes y trabajadores de la educación se retrasan durante meses, mientras los presupuestos destinados a la educación son saqueados por funcionarios corruptos.
Después de haber organizado protestas masivas en 2019 y de haber participado en ellas, los sindicatos de la educación se han quedado ahora paralizados como consecuencia de la violencia generalizada. La acción colectiva y el diálogo social son actualmente imposibles.
En reacción a estas noticias, David Edwards, Secretario General de la Internacional de la Educación, declaró: “Estamos consternados por esta situación y nos solidarizamos plenamente con nuestros compañeros, sus estudiantes y el pueblo de Haití. El derecho de los niños a la educación y el derecho de nuestros compañeros a un entorno de trabajo seguro están siendo vulnerados mientras un gobierno indiferente o cómplice no hace nada. No nos quedaremos con los brazos cruzados y no permitiremos que esta situación continúe. Los sindicatos de la educación de todo el mundo se están movilizando para garantizar que la comunidad internacional actúe con decisión y ponga fin al caos y a la violencia”.