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El 27 de enero se celebra el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto. Es una buena oportunidad para reflexionar sobre un aspecto único del aprendizaje acerca de ese período.

Comenzaré con una breve historia. Mi familia ha vivido en Rumania durante muchas generaciones. Hace unos años, mi abuela, antes de morir, nos contó que en su pueblo natal, Iaşi, en la provincia de Moldova en Rumania, la comunidad judía había sufrido un grave pogromo —asesinato en masa de judíos— durante la guerra, en la que su hermana fue asesinada con sus siete hijos. No conocía la historia y eso me llevó a profundizar en el aprendizaje acerca de la vida de las comunidades judías en Rumania durante el Holocausto.

Aprendí que numerosas comunidades fueron víctima de pogromo, abuso, humillación, aislamiento, decomiso de posesiones y asesinato que no se organizaron de la misma manera en que lo aprendemos y se enseña a nuestros estudiantes en relación con las comunidades judías de Polonia, Alemania y otros países. La historia de muchos judíos rumanos no se conoce y sus voces se han olvidado en los programas educativos sobre el Holocausto.

Las voces olvidadas del Holocausto también son las de comunidades judías del Norte de África que sufrieron durante el régimen nazi. Los judíos de Túnez, Marruecos, Libia y Argelia fueron recluidos en campos de trabajo, obligados a llevar la insignia amarilla, y a algunos los trasladaron fuera del país al mayor campo de exterminio de Europa.

Incluso en el Lejano Oriente, los judíos sufrieron la mano larga del régimen nazi. En el Japón, aliado de Alemania durante la guerra, se construyó un gueto para todos los refugiados judíos que huían de Europa.

Hoy en día, existe una tendencia en aumento de incluir en los programas educativos sobre el Holocausto las historias de las comunidades judías que, en el pasado, no se incluían en los libros, los días de conmemoración y los lugares de memoria de las víctimas.

Esta tendencia es importante en dos sentidos. En primer lugar, abarca a un amplio círculo de comunidades judías que estaban, aparentemente, lejos del círculo de aniquilación de la época del Holocausto, e indica el plan amplio y extenso de destrucción y extinción del pueblo judío, no solo en Europa, sino en todo el mundo. El argumento de que el Holocausto estaba destinado únicamente a los judíos de Europa se refuta.

En segundo lugar, en la realidad social actual, es importante que nuestros estudiantes entiendan que, a pesar de las diferencias de idioma, cultura, costumbres y tradiciones de las diversas comunidades judías procedentes de distintos países, también tenemos mucho en común, y que el antisemitismo, el odio y el racismo no hacen distinción alguna. En el pasado, no se hizo ninguna distinción entre los judíos de Polonia, Francia, Grecia o Libia.

A fin de que podamos contar la historia completa del Holocausto, debemos incluir la historia de todas las comunidades y la manera en que cada una sufrió y afrontó los horrores de la guerra y la aniquilación.

Este cambio exige determinadas acciones.

Es preciso cambiar los planes de estudio que, durante años, se han centrado en la historia de los judíos principalmente de Polonia y Alemania para que recojan la historia de otras comunidades de países vecinos como Checoslovaquia, Yugoslavia o Francia. Es verdad que la persecución y el exterminio fueron mayores en Polonia y Alemania, pero la experiencia debe haber sido terrible para todos los judíos que tuvieron que soportar los horrores del régimen nazi.

Debemos realizar un cambio permanente en la manera de presentar el Holocausto. El Holocausto no es solo la historia de los judíos europeos en los países de Europa occidental y central, sino más bien la historia de comunidades procedentes desde Rusia, en oriente, hasta Francia, en occidente, y desde Noruega, en el norte, hasta Libia y Túnez, en el sur.

Otro desafío es encontrar a los supervivientes cuyas voces no se han escuchado durante años y conseguir que cuenten su historia. Aquellos supervivientes que sientan frustración y rechazo necesitan encontrar la fortaleza para abrir sus corazones y contar sus experiencias.

Otro reto es incorporar la historia de estos supervivientes olvidados a la historia nacional e internacional del Holocausto. El cambio ha comenzado y debemos continuarlo en los próximos años.

Este reconocimiento de las voces olvidadas del Holocausto también es una invitación a todos los educadores, de cualquier parte del mundo, a que examinen cuál es la historia del Holocausto que están contando y si se están oyendo todas sus voces en las aulas.

Yossi Michal es el Coordinador de Relaciones Exteriores del Israel Teachers Union. Es orientador educativo y actúa como inspector de implementación de los derechos de los estudiantes del Ministerio de Educación. También es conferenciante y formador de personal docente y de dirección en temas de implementaciónde los derechos de los niños, niñas y estudiantes en los centros educativos.

Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.