El ex primer ministro australiano y líder sindical Bob Hawke falleció el mes pasado a los 89 años.
La Internacional de la Educación (IE) reconoció la función que desempeñó durante mucho tiempo como presidente del Comité de Expertos de Afiliación de la IE. Al echar la vista hacia los orígenes de la IE, vemos que el Comité de Expertos fue una pieza esencial en el acuerdo al que llegaron las dos organizaciones fundadoras para lograr la fusión. El hecho de que Bob aceptase ser presidente dio credibilidad al Comité como una parte esencial de la nueva estructura de la Internacional, y él ayudó a crear una base sólida para el rápido crecimiento de la IE a través de la admisión de organizaciones nuevas acabada la Guerra Fría.
A principios de 1992, las negociaciones para la fusión entre la Confederación Mundial de Organizaciones de Profesionales de la Enseñanza (CMOPE) y la Federación Internacional de Sindicatos de Maestros Libres (IFFTU, por sus siglas en inglés) estaban muy bien encaminadas. En principio, se habían alcanzado acuerdos en muchas de las cuestiones principales. Como secretarios generales, Fred van Leeuwen y yo preparamos borradores de los futuros estatutos para presentarlos a los equipos de negociación. Pero cuando los equipos se reunieron en Washington D. C. nos encontramos con un gran obstáculo: los criterios de afiliación. Los distintos puntos de vista de las dos organizaciones estaban enraizados en su historia, sobre todo en el contexto de los cambios políticos que había experimentado el mundo desde principios de la década de los años cincuenta del siglo pasado, cuando se fundaron ambas organizaciones. La CMOPE pretendía reunir a todas las organizaciones profesionales de docentes, mostrando una actitud imparcial respecto de las orientaciones políticas de las organizaciones nacionales o sus relaciones con las autoridades y sin significarse políticamente. La IFFTU era un Secretariado Profesional Internacional de la entonces Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres favorable a los movimientos políticos socialdemócratas. Con el tiempo, muchas organizaciones nacionales de profesores terminaron por ver sus funciones profesionales y sindicales como dos caras de la misma moneda, por lo que aquel obstáculo inicial para la fusión de la CMOPE y la IFFTU tendió a desaparecer. Sin embargo, las diferencias políticas que resistieron giraron en torno a la afiliación.
Las negociaciones de Washington D. C. fueron de todo menos sencillas. No sin dificultades, se acordó que todas las organizaciones nacionales que integraban la CMOPE y la IFFTU en aquel momento podrían ser miembros fundadores de la nueva Internacional. Se incluyó, por ejemplo, la organización nacional de la antigua Yugoslavia. No obstante, el verdadero obstáculo fue la aceptación de miembros nuevos. La Federación Australiana de Profesores (ATF, por sus siglas en inglés), por ejemplo, estuvo a favor de la admisión de las organizaciones de docentes de Vietnam, lo cual era inaceptable para la Federación Norteamericana de Maestros (AFT, por sus siglas en inglés). La situación se complicó todavía más con los acercamientos a la CMOPE por parte de una federación de organizaciones de reciente creación de las repúblicas de la Unión Soviética en proceso de desintegración. Cuando nos fuimos de Washington, las negociaciones sobre la fusión estaban en serio peligro.
En el momento en el que las dos delegaciones se volvieron a reunir dos meses después en un hotel cerca del aeropuerto internacional de Fráncfort, todos sabíamos que se trataba de la reunión decisiva. Con el beneplácito de los dos equipos, los presidentes y secretarios generales de la CMOPE y la IFFTU decidieron reunirse un día antes para intentar encontrar una vía de avance. Durante varias horas, debatimos sobre los asuntos relacionados con la afiliación con absoluta franqueza. Entonces, Al Shanker, presidente de la IFFTU y de la Federación Norteamericana de Maestros, hizo una propuesta. Al sugirió que encarásemos el asunto de la afiliación, con su fuerte carga política, de una forma casi jurídica, ya se tratase de solicitudes nuevas o de cualquier problema con los miembros existentes, mediante un conjunto de criterios, incluyendo la independencia de las autoridades nacionales, que serían la base a partir de la cual el comité de expertos tomaría las decisiones sobre idoneidad en materia de afiliación, con independencia del Consejo Ejecutivo. Acordamos que para que esta idea funcionase, el comité de expertos necesitaría contar con la confianza del Consejo y de los miembros en general. Así las cosas, propusimos que estuviese compuesto por personas con una gran experiencia en organizaciones profesionales y sindicales, pero que ya no ocupasen cargos en ellas. También acordamos que la selección inicial de un presidente era de la mayor importancia.
A la hora de la comida, junto con otros dos compañeros, salieron varios nombres. Uno de los allí presentes mencionó a Bob Hawke, que había sido hasta hacía poco primer ministro de Australia y antes de eso había sido presidente del Consejo Australiano de Sindicatos (ACTU, por sus siglas en inglés) y vicepresidente de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Alguien dijo que Bob no estaba a nuestro alcance o algo similar. Al y yo nos miramos y sugerí que lo intentásemos. Acordamos que debería abordar a Bob a través de la Federación Australiana de Profesores.
Esa noche en Fráncfort, reinaba la expectación cuando nos reunimos con los otros miembros de la CMOPE y la IFFTU para cenar. Todavía arrastrábamos la tensión de la reunión de Washington. A la mañana siguiente, habría una propuesta formal en la mesa de negociación que según los jefes de los equipos nos conduciría al éxito.
Me tocaba a mí llamar a Australia para saber si Bob Hawke estaría de acuerdo en presidir el nuevo comité de expertos de afiliación si, tal y como esperábamos, la fusión se completaba satisfactoriamente. Yo ya conocía a Bob antes de su carrera política. A mediados de la década de los años setenta del siglo pasado, la Federación Australiana de Profesores era el miembro más importante del Consejo Australiano de Asociaciones de Asalariados y Profesionales (ACSPA, por sus siglas en inglés). Como presidente del Consejo Australiano de Sindicatos, Bob inició negociaciones informales con el Consejo Australiano de Asociaciones de Asalariados y Profesionales sobre su fusión con el organismo que él presidía. Estos avances, apoyados por la mayor organización afiliada de la Federación Australiana de Profesores del Estado de Nueva Gales del Sur, derivaron en negociaciones formales, en las que yo era uno de los representantes de la Federación Australiana de Profesores. Los temas que tratamos llegaron a la raíz de la cuestión del profesionalismo y el sindicalismo, así como de cuestiones sobre la filiación política. De alguna manera, estas negociaciones nacionales fueron las precursoras de las negociaciones internacionales de la década de los años noventa del siglo pasado que condujeron a la creación de la IE. Así es cómo conocí al Bob Hawke del que muchos han hablado con tanto cariño en las últimas semanas. Bob tenía una gran capacidad para escuchar a todas las partes involucradas en un tema y conseguir soluciones basadas en el consenso, que, posteriormente, formalizaba por escrito. En las sesiones de trabajo ponía a trabajar todo su intelecto para, una vez finalizadas, socializar de forma relajada, contando anécdotas y mostrando su lado humano.
La Federación Australiana de Profesores respaldó la fusión del Consejo Australiano de Asociaciones de Asalariados y Profesionales con el Consejo Australiano de Sindicatos en enero de 1978, en la última conferencia de la Federación Australiana de Profesores en la que participé antes de irme de Australia para estudiar en Europa y trabajar con la CMOPE. Tras su elección como primer ministro en 1983, Bob fue a Ginebra para participar en la Conferencia de la OIT, donde se le recibió como a un héroe en una sesión especial del Grupo de los Trabajadores. Fue primer ministro durante tres legislaturas hasta 1991 y dejó el cargo poco tiempo antes de que su nombre se mencionara en Fráncfort.
Después de que los equipos apoyaran la idea de un comité de expertos en Fráncfort, dejándonos a Fred y a mí la tarea de elaborar los textos detallados sobre los criterios y la composición, llamé al secretario federal de la Federación Australiana de Profesores, Dave Robson, en Melbourne, y le pedí que le comentase la idea a Bob. Dave me llamó sorprendentemente rápido para decirme que Bob estaría de acuerdo. Además, lo haría sin recibir ninguna compensación económica, solo a cambio de que cubriesen sus gastos y los de su esposa. Dave y yo nos reunimos el año pasado en Melbourne en el 25.º aniversario del Sindicato Australiano de Educación (sucesor de la Federación Australiana de Profesores) y volvimos a hablar de esta historia otra vez, 26 años después de que sucediese. Nuestros recuerdos eran idénticos.
El resto, como suele decirse, es historia. Tras el Congreso Constitutivo de la IE en enero de 1993 en Estocolmo, Bob Hawke fue a Bruselas para la primera reunión del Comité de Expertos. Una vez más, tras las reuniones en las que se trataron asuntos importantes, pudimos disfrutar de momentos agradables con Fred y Don Cameron, que sucedió a Bob como presidente del Comité en 2011. La esposa de Bob, Blanche, apoyó su labor sin fisuras. Fred y ellos se hicieron grandes amigos.
Bob Hawke presidió el Comité durante los primeros 18 años de existencia de la IE. Guió al Comité durante un periodo de rápido crecimiento. Cuando la IE se fundó con las firmas de los líderes de las organizaciones que eran miembros de las dos organizaciones internacionales que se fusionaron, la IE pasó a representar a unos doce millones de docentes y profesionales de la docencia. La nueva Internacional, con su capacidad reforzada para dirigirse a las instituciones internacionales en nombre de los educadores de todo el mundo, atrajo más miembros. Un momento de especial importancia fue el final de la Guerra Fría, conforme las organizaciones de la antiguan Unión Soviética y de Europa del Este solicitaron la adhesión, así como otras organizaciones de países en vías de desarrollo. El Comité tenía mucho trabajo y los sucesivos consejos ejecutivos le solicitaban que tomase decisiones. Más tarde llegó la fusión de la Confederación Sindical Mundial de la Enseñanza con la IE, por lo que en la víspera del congreso mundial de ese año, la IE alzó la voz en nombre de 32 millones de profesores y profesionales de la docencia.
El 14 de junio, Australia rindió homenaje a la gran contribución de Bob Hawke con un acto de homenaje en la Ópera de Sídney. La IE realiza su propio homenaje a la contribución de Bob al crecimiento de la IE y al refuerzo de sus valores desde los comienzos hace ya un cuarto de siglo.
Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.