La Internacional de la Educación pide al Banco Mundial que cambie radicalmente su enfoque, dañino para los trabajadores, la democracia y el futuro de nuestras sociedades.
En una carta abierta a Jim Yong Kim, Director del Banco Mundial, el secretario general de la Internacional de la Educación (IE) David Edwards expresó la preocupación de este sindicato mundial por los valores y puntos de vista sobre políticas incluidos en el borrador del Informe sobre el desarrollo mundial (IDM) de 2019.
La carta, que se ha enviado hoy desde la sede central de la IE en Bruselas, es una muestra de preocupación por la falta de visión del Banco y su «filosofía retorcida y deteriorada», hechos que se reflejan en el borrador del Informe sobre el desarrollo mundial que se publicará en 2019. En la carta se analizan temas como el futuro del trabajo y las empresas, la negociación colectiva, los impuestos y la educación.
Aumentar la precariedad en el mundo laboral
Edwards señala el aumento del trabajo precario, la continuidad de los salarios bajos y las pésimas condiciones laborales en numerosas zonas del mundo como varias de las amenazas más importantes para la prosperidad, el bienestar y el desarrollo. Además, indica que las propuestas del Banco para resolver estos problemas tienden a repetir el pasado y que «se vuelven a dar las mismas recomendaciones aunque no hayan funcionado».
Según la IE, el resultado implica que «en lugar de aprender de los errores del pasado, el Banco parezca intentar dar lecciones sobre cómo perpetuar o incluso agravar estos fracasos». La Internacional de la Educación se muestra especialmente crítica con la petición insistente del Banco de mantener salarios reducidos en los países en desarrollo, su dependencia de la flexibilidad y la liberalización, y su indiferencia hacia el empleo formal.
Aumento de la desigualdad
A pesar de que el informe reconoce que el desarrollo suele verse entorpecido por la ausencia de una recaudación fiscal adecuada, según la IE, subestima el impacto de la desigualdad y se pierde la oportunidad de proponer un sistema de impuestos progresivo en función de los ingresos como solución que proporcionaría una financiación sostenible para servicios gubernamentales como la educación.
Una visión distorsionada de la educación
La carta se centra en la visión que el Banco tiene de la educación y critica su «estrechez de miras en cuanto al papel de la educación en la sociedad». Expone que la institución tiene una «visión unidimensional relacionada casi en exclusiva con las necesidades económicas; una filosofía que se reduce a resultados de aprendizaje limitados y sistemas de medición y evaluación erróneos».
Según Edwards, el Banco parece seguir infravalorando la importancia de la profesión docente e ignorando la opinión de los educadores, que estos manifiestan a través de sus organizaciones. Este hecho supone un obstáculo para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Conclusión: omisiones peligrosas
La Internacional de la Educación considera que el IDM del Banco ignora numerosos factores clave que están afectando a las vidas de la gente y amenazando su futuro. Esta organización mundial de docentes exige un nuevo contrato social basado en valores sólidos, que implique a los agentes de la sociedad y no separe el desarrollo de los derechos humanos, la tolerancia y la dignidad. Además, expresa su deseo de seguir contribuyendo a la mejora de los borradores del informe con la esperanza de que muestre «un perfil humano, que tenga en cuenta las necesidades imperiosas y variadas de la sociedad».