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Proteger y hacer crecer la profesión: La intricada problemática de los estándares profesionales, por Jelmer Evers

publicado 19 abril 2018 actualizado 25 marzo 2019
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No hace mucho me hicieron una observación durante una lección formal, como parte de mi evaluación anual de desempeño. Pretende servir de base para el crecimiento profesional y cumplió su objetivo.

Me gustó esa reflexión. En mi opinión, debería formar parte regular del trabajo de los docentes y no limitarse a algo puntual una vez al año, sin que tenga impacto alguno. La reflexión y el crecimiento son procesos continuos y a largo plazo. De manera que como parte de nuestra rutina diaria en la escuela recibimos muchas observaciones informales de otros colegas en el aula, y empezamos y terminamos cada día juntos en ágiles sesiones de 15 minutos frente a la pizarra, donde reflexionamos sobre el día y nuestra práctica. Nos ayuda a crecer como docentes.

Lo que falta aquí es que no contamos con un plan general, un lenguaje profesional a nivel de los Países Bajos. Como profesión, no disponemos de estándares nacionales de uso común. Resumiendo, el sistema neerlandés está muy fracturado y desarticulado, lo que contribuye en parte a que la desigualdad esté aumentando en la educación nacional. Algo que, como profesional, me preocupa enormemente.

Más y más países y jurisdicciones están desarrollando y aplicando estándares de enseñanza y se registra un renovado interés en el mundo entero, incluso por parte de organizaciones internacionales como la OCDE y la UNESCO, que han tomado la iniciativa en este proceso, con vistas a profesionalizar la profesión docente mediante el desarrollo de estándares profesionales (UNESCO 2017). No obstante, es crucial que esto se realice dentro de la misma profesión y no que venga impuesto. La Internacional de la Educación ha empezado a trabajar en esta dirección.

A tal efecto, hemos llevado a cabo una encuesta entre todos los afiliados de la IE, a fin de conocer los puntos de vista de los sindicatos sobre la manera en que se han ido desarrollando y están siendo aplicados esos estándares profesionales para los docentes en todo el mundo. Las conclusiones recogidas en un informe se utilizarán para el desarrollo de unas directrices globales para la implementación de estándares profesionales para la profesión docente.

Profesionalismo

Según la OCDE; el profesionalismo“es el nivel de autonomía y regulación interna ejercido por los miembros de una ocupación en la provisión de su servicio a la sociedad”(Schleicher 2016). El problema es que a menudo muchos docentes ven los estándares profesionales como algo problemático. Pero el problema no está en los estándares en sí mismos –en su definición más simple, los estándares representan“un nivel de calidad o logro”(Pearsal n.d.)– sino en cómo se utilizan. Durante el Siglo XX y principios del XXI, los estándares se emplearon como un enfoque de reforma, para estandarizar los programas de estudios, pero también hacer respetar unas prácticas mediante una responsabilización impuesta desde el exterior, un ‘profesionalismo prescrito’. En base a mi propia experiencia, esto causó estragos en nuestra autonomía profesional colectiva en la escuela.

Los estándares también pueden apoyar el profesionalismo. Etimológicamente, los términos profesión y profesional provienen del latín profiteri‘declarar públicamente, profesar’. En su interpretación más elemental, se refiere a estar al servicio del público. Guarda relación con el sentido del deber para hacer bien su trabajo. Además, la docencia no es una profesión basada en la evidencia, sino avalada por la evidencia. “Lo que funciona” en la educación no resulta una pregunta fácil de responder. La idea de la educación como un tratamiento o una intervención causal (que apunta a fines particulares, preestablecidos) no resulta apropiada en el campo educativo, tal comoGert Biesta claramente indicó en‘Why what works won’t work’(Biesta 2007). El papel del profesional de la educación en este proceso no será por tanto traducir reglas generales en líneas particulares de acción. Se trata más bien de utilizar los resultados de investigación para hacer que la resolución de problemas resulte más inteligente. Adicionalmente, la evidencia viene a demostrar cada vez más que la apropiación, la práctica y el establecimiento de redes son elementos clave para el desarrollo de la práctica docente. Y esto requiere un sistema basado en un alto niel de confianza y la autonomía colectiva de los docentes (Evers & Kneyber 2015). Los estándares desarrollados teniendo esto en cuenta pueden reforzar el ‘profesionalismo adoptado’ por la propia profesión docente.

John MacBeath (MacBeath 2012)definió los estándares profesionales como“conocimiento teórico y la competencia concomitante, ética o código de conducta profesional”. La mayoría de los estándares nacionales se describen de forma general y podemos distinguir las siguientes tres áreas que cubren:

  • Certificación o Requisitos mínimos necesarios para finalizar la formación del profesorado
  • Licencias o Desarrollo profesional como parte de la carrera docente
  • Código de conducta o principios éticos para orientar los valores del docente dentro y fuera del aula

Para asegurarse de que los estándares contribuyan a una mejora cualitativa, dichos estándares deben ser propiedad y estar supervisados por la propia profesión y no deberían promover una visión particular de la enseñanza. En segundo lugar, el desarrollo de estándares lleva tiempo y es necesario reconocer la naturaleza única de la profesión docente(Sachs 2010).

Es importante señalar que de la profesión está sometida a nuevas presiones por una combinación de privatización y la presión a utilizar tecnología educativa para reemplazar a los docentes. Para contrarrestar estas políticas deliberadas, no basta con resistirse y poner el grito en el cielo. Necesitamos ofrecer una visión positiva de la profesión docente y de los docentes como profesionales, cruciales para brindar una buena educación pública a todos nuestros niños y niñas. Hemos encontrado que hay países que están trabajando sobre diversas soluciones, y los sindicatos pueden desempeñar un papel proactivo al respecto.

Hemos identificado seis conclusiones importantes en la encuesta:

1.Crear una comprensión común de lo que entendemos por estándares profesionales

Es algo claramente necesario, puesto que a menudo se malinterpreta lo que son estándares. Muchos sindicatos interpretan el término estándar de manera diferente. Un estándar docente profesional generalmente parece consistir en distintos dominios: conocimiento, competencias y habilidades docentes, por un lado, y un código ético o de conducta por el otro.

  • Cualificación describe los estándares para la educación docente inicial. La mayoría de los países que respondieron a la encuesta contaban con alguna forma de este estándar.
  • Licencia puede utilizarse para los estándares del desarrollo y aprendizaje permanente de los docentes, tanto si son obligatorios como si no.
  • Código ético o Código de conducta describe un conjunto de valores que orientan la práctica docente diaria tanto dentro como fuera del aula.

2.Considerar los muchos arreglos diferentes que se han aplicado con éxito en todo el mundo

Una vez creada la comprensión común del ámbito de cobertura de los estándares profesionales, sindicatos y responsables políticos han de tener en cuenta que existen numerosos arreglos diferentes para establecer un marco de estándares. Desde sistemas que funcionan perfectamente tan solo con educación docente inicial combinada con un marco profesional más informal que no incluye licencias, pero sí que cuenta con un código ético, a sistemas que disponen de un marco exhaustivo de cualificaciones y licencias y un consejo de educación para crear coherencia en el sistema.

3.Asegurarse de que los estándares se ajusten a su propósito y no sean ni demasiado generales ni demasiado detallados

Cuando más específico sea el estándar, más podríamos hablar de profesionalismo “prescrito”, especialmente si está firmemente ligado a una rendición de cuentas externa. Esto difiere del profesionalismo “aprobado” que existe en la práctica de los docentes. Los sindicatos deberían centrarse en este último.

Los estándares profesionales pueden apoyar el profesionalismo adoptado garantizando un aprendizaje a lo largo de toda la vida y una infraestructura de carrera profesional para los docentes, cubriendo toda la distinta variedad de carreras profesionales de un docente. Con ayuda de estos estándares la profesión se protege frente a fuerzas externas que amenazan con desregular y desprofesionalizar a los docentes.

4.Garantizar que los docentes tengan una auténtica voz a la hora de desarrollar e implementar estándares profesionales

La autonomía de los docentes implica entre otras cosas que los docentes tengan poderes discrecionales dentro de la escuela. Esto también se aplica a nivel del sistema. Una profesión que no tenga nada que decir a la hora de establecer sus propios estándares no es realmente una profesión ni dispone de autonomía profesional. Dar a los docentes una voz real para implementar y mantener los estándares profesionales resulta crucial para garantizar su éxito.

5.Implicar a los sindicatos en el desarrollo y la implementación de estándares profesionales

En muchas jurisdicciones los sindicatos son las únicas organizaciones de docentes organizadas democráticamente. Muy a menudo una consulta superficial ha supuesto todo su grado de implicación. En ocasiones parece que los docentes sí que tienen voz, pero es algo que debería formar parte de una estructura democrática donde los docentes puedan expresarse tanto individual como colectivamente.

6.Garantizar financiación y apoyos apropiados para implementar y mantener los estándares profesionales

Para promover el profesionalismo adoptado, los docentes deben disponer del tiempo necesario para involucrarse con los estándares profesionales en su práctica diaria. La carga de trabajo de los docentes se ve como un impedimento para una adecuada aplicación, de manera que el tiempo fuera de las aulas que dedique el docente al desarrollo profesional resulta clave. Una financiación apropiada es crucial para garantizar que sea posible. En este sentido, los estándares pueden emplearse como una herramienta para reclamar mejores condiciones de trabajo.

Al hablar de estándares profesionales para la profesión docente, en última instancia lo que realmente importa es que los estudiantes reciban una educación de calidad y que el profesorado consiga ser mejor en lo que hacen. La cuestión no se limita simplemente a mejorar estándares y a continuación hacer que se apliquen por medio de medidas punitivas impuestas de arriba abajo. La educación y la enseñanza son demasiado complejas y multidimensionales para que sea así. Pero en cualquier caso una cosa es segura, a nivel mundial o habrá que regular o las grandes corporaciones querrán desregularnos, queramos o no. Necesitamos asegurarnos de que los docentes y sus sindicatos estén en el centro del proceso cuando ello ocurra. Mi propia experiencia en mi escuela refuerza mi determinación en lograr que, tanto yo como mis compañeros en el mundo entero sepamos qué es lo que funciona y que consigamos distinguir lo que son buenas prácticas. Tenemos que fomentar lo que es inherente en una buena educación, y la práctica que querríamos ver en las aulas y que esperamos de nuestros alumnos: elevados estándares, confianza, colaboración y aspirar a lograr un mundo mejor.

Escuchar el podcast de EdVoices sobre “ La importancia de Estándares Profesionales en la Educación”, con Tom Alegounarias, presidente de la NSW Education Standards Authority.

Referencias

Biesta, G., 2007. Why “what works” won't work: Evidence-based practice and the democratic deficit in educational research. Educational Theory, 57(1), pp.1–22.

Evers, J. & Kneyber, R., 2015. Flip the System: changing education from the ground up, Routledge.

MacBeath, J., 2012. El Futuro de la profesión docente. Bruselas: Internacional de la Educación pp.1–112.

Pearsal, J., Concise Oxford English Dictionary, Oxford: Oxford University Press.

Sachs, J., 2010. Teacher Professional Standards: Controlling or developing teaching? Teachers and Teaching, 9(2), pp.175–186.

Schleicher, A., 2016. Cumbre Internacional de la Profesión Docente: enmarcar las cuestiones. En la Cumbre Internacional de la Profesión Docente. Berlín, pp. 1–48.

UNESCO, 2017. Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo, 2017/8 Rendir cuentas en el ámbito de la educación: Cumplir nuestros compromisos, París: UNESCO Publishing.

Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.