EL CAMBIO ES DIFÍCIL – una verdad universal que escuchamos a menudo y aceptamos de forma general. De hecho, al menos en el contexto educativo, una multitud de artículos especializados y debates se han centrado en este tema. Algunos podrían decir que hay más «debate» que verdaderos intentos de cambio.
La transición de un modelo de servicio tradicionalmente segregado para los estudiantes con necesidades especiales a un enfoque de acompañamiento plenamente favorecedor en todo el sistema, es sin duda un hecho digno de pertenecer a la categoría del cambio.
El Consejo escolar del distrito de Avon Maitland ha optado por el cambio. Tras analizar exhaustivamente sus programas y servicios de educación especial de la época, el Consejo abrió un debate centrado en las cuestiones siguientes: «¿Qué es lo que mejor funciona para nuestros estudiantes»? y «¿Respondemos a sus necesidades cuando dejan nuestros establecimientos educativos en la edad adulta»? Los procesos de reflexión pueden ser engañosos y confirmar prácticas estereotipadas y aceptadas tradicionalmente que avalan la continuidad y culminan en una decisión fundamentada de mantener la situación en su estado actual. Un análisis exhaustivo puede llevar a un resultado diferente. Puede abrir todo un abanico de posibilidades que permiten obtener un resultado distinto. Puede conducir al cambio, lo cual requiere valor. El cambio es un acto de valentía.
Para ser efectivo, el cambio no puede producirse de forma aislada. Cada persona puede experimentar el cambio de forma muy distinta. El cambio es complicado. Reunir las opiniones de aquellos y aquellas que están experimentando la transición fue un paso fundamental. Para apoyar este proceso, el Consejo escolar del distrito de Avon Maitland recurrió a un equipo de investigación independiente de la Universidad de Brock para recoger las opiniones de aquellas personas que estaban experimentando el proceso del cambio. Este enfoque inició el flujo de información y completó los datos ya disponibles. Esta asociación permitió divulgar las opiniones expresadas y ayudó a moldear el cambio a medida en que avanzaba hacia su implantación. Los estudiantes de clases autónomas hacían la transición hacia clases inclusivas con la ayuda de un acompañamiento. Se creó la figura del «instructor de inclusión» para apoyar al personal docente de las clases tradicionales. Las vidas de los niños crecieron y se comenzó a escuchar una cacofonía de voces en torno a este cambio.
La transformación de un análisis exhaustivo a una acción resuelta es un proceso largo y complejo. Decir, pensar y después actuar requieren una planificación y un compromiso. El cambio es laborioso. La formación, el desarrollo profesional, la planificación, la definición de roles, la descripción de los puestos, el transporte, la adhesión y toda una multitud de factores inevitables, pero necesarios, forman parte de cualquier sistema. Muchas veces, pensar en los avatares del cambio y experimentar la realidad de lo que implica pueden llevar a abandonar una buena idea. El compromiso de cambiar día tras día, semana tras semana, mes tras mes y año tras año requiere constancia y mediadores del saber que conozcan su trabajo y se comprometan con todos los componentes fundamentales, tanto grandes como pequeños.
La reconceptualización de la prestación de servicios, la obtención de la adhesión de los socios necesarios, ofrecer la información necesaria y hacer efectiva la planificación son tareas que toman mucho tiempo. Trabajar con la dirección del consejo escolar, las escuelas, los grupos de padres y los educadores en el proceso de transformación de la visión futura, implicó la organización de múltiples reuniones, algunas en grupos más numerosos y otras individuales, según las necesidades.
El trabajo necesario para concretar el cambio no tiene un punto final. El cambio es fluido. Requiere compromiso y una participación activa. Es fundamental volver a evaluar lo que funciona bien y los aspectos que necesitan mejoras. Es necesario seguir ofreciendo oportunidades de crecimiento profesional, de aprendizaje y de socialización, así como acceso a todos los estudiantes, pero siempre manteniéndonos vigilantes y con los oídos bien abiertos. La reflexión permite asegurarse de que el cambio avanza en la dirección adecuada. Es necesario volver a evaluar los objetivos, ajustar los planes y reforzar la visión. El esfuerzo y el compromiso prolongados son elementos fundamentales para alcanzar la excelencia en la práctica inclusiva. El cambio está tomando vida.
Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.