La comunidad internacional cada vez se muestra más atenta a las incidencias que conlleva la restricción de acceso al conocimiento, una cuestión que también destacó la Internacional de la Educación en una reciente conferencia sobre educación superior.
Los conocimientos especializados se ven restringidos por las normas en materia de derechos de autor que se aplican a los artículos científicos, normas principalmente implementadas por las empresas editoriales. Los medios de comunicación internacionales destacaron recientemente este tipo de prácticas en relación con Elsevier, una empresa de los Países Bajos propietaria de gran parte del mercado editorial de artículos académicos.
Los obstáculos que impiden un acceso colectivo y abierto al conocimiento especializado en la forma de artículos académicos se hacen cada vez más evidentes en la medida en que las sentencias judiciales favorecen a gigantes editoriales como Elsevier.
Por otra parte, los medios de comunicación internacionales ahora se muestran alertas ante estas prácticas: dos artículos publicados en el suplemento del Times Higher Education y en the Guardian indicaron que el modelo de negocio de Elsevier es “perverso e innecesario”, a juicio de un investigador de Berkeley citado en el último artículo.
Con “márgenes beneficiarios que rivalizan con los de Google”, según the Guardian, el número de voces que se levantan en contra de Elsevier y en favor de las plataformas sin fines de lucro va en aumento. El principal argumento de los defensores de un acceso más abierto a los artículos científicos, entre los que destaca la Internacional de la Educación (IE), es que el conocimiento es un producto de una inversión colectiva cuyos frutos deben beneficiar a la sociedad en su conjunto y a los mediadores privados sin fines de lucro.
Boicot académico
En la 10ª Conferencia Internacional sobre Educación Superior e Investigación (IFHERC) de la IE celebrada en Accra, Ghana, del 14 al 16 de noviembre de 2016, los asistentes alentaron la promoción del acceso abierto y la condena a las prácticas de las empresas comerciales que restringen el intercambio libre y abierto de material científico y académico. Coincidieron en que Elsevier es la empresa más grande (y más controvertida) en este ámbito y en que se asemeja más a una “industria de servicios del conocimiento” que a una mera editorial de publicaciones científicas.
Elsevier ya es objeto de un activo boicot académico, aunque no oficial, de sus publicaciones, en un entorno de creciente preocupación por parte de las universidades ante la escalada de costos injustificados que aplica la empresa. Las universidades alemanas, por ejemplo, se negaron recientemente a firmar un nuevo contrato institucional con Elsevier, ya que concluyeron que la intención de Elsevier de cobrar tarifas más altas no cumplía con los principios de acceso abierto y de precio justo. Además, varios académicos del Reino Unido presentaron recientemente una queja ante la Autoridad de Competencia y Mercados del Reino Unido acusando a Elsevier de abusar de su posición dominante en el mercado.