Aprender siempre
Introducción
Aunque Pearson acapara el centro de atención, es importante señalar que nuestro análisis trata este fenómeno de una manera mucho más amplia, concretamente la expansión de las entidades comerciales que pretenden sacar provecho de diversos aspectos de la educación pública. El rápido crecimiento de la industria mundial de la educación se inserta en el marco del cambio de orientación de las estructuras de gobernanza, mediante el cual los gobiernos nacionales recurren al sector privado para encontrar las “soluciones” a sus diversos “problemas” relacionados con la educación (Ball, 2012). En el hemisferio norte, esta relación se ha establecido en base a las infraestructuras de evaluación y de rendición de cuentas, la gestión de datos y las necesidades de aprendizaje en línea. En el hemisferio sur, se ha centrado la atención en la rápida propagación de las escuelas con ánimo de lucro a bajo coste en ausencia de una educación pública de calidad.
Al capitalizar estas necesidades mundiales, Pearson generó 4,9 mil millones de libras en ventas y obtuvo un beneficio operativo ajustado de 720 millones en 2014. Estos resultados compensaron a los accionistas de Pearson con un incremento del 32% en el valor de sus acciones durante los 12 meses anteriores e hicieron que aumentaran los dividendos por acción por vigesimotercer año consecutivo (Informe anual de Pearson, 2015). Estas estadísticas impresionantes muestran que Pearson es un negocio increíblemente exitoso, que está comprometido en aumentar los beneficios de sus accionistas. No obstante, lo que a muchos de los que estamos comprometidos con la educación pública y democrática obviamente nos preocupa es cómo se puede defender el interés público a través de las empresas del ámbito de la educación cuando la obtención de beneficios es su objetivo final.
Esta preocupación ha sido motivo de muchas críticas sobre Pearson, en particular en Estados Unidos, donde actualmente la influencia de la compañía es omnipresente (véase Ravitch, 2013, Hursh, 2016). Los analistas sociales tienden a considerar que las empresas como Pearson son entidades poderosas y monolíticas que trabajan para monopolizar el mercado de la educación. Tal como señala Ravitch (2012), “todo el mundo menos Pearson reconoce abiertamente que sus tentáculos han crecido demasiado y de una manera demasiado agresiva” y que pronto todos los aspectos de la educación estadounidense estarán “invadidos por el dominio corporativo de Pearson”.Pearson es ahora plenamente consciente de su creciente influencia (la “Pearsonización” de la enseñanza estadounidense) y de la preocupación pública por su peso en la educación pública.
Como señala Hozler (2010), es casi imposible para las empresas evitar el escrutinio público y, por ello, están obligadas a responder a la percepción y a la evaluación de sus acciones por parte del público. De hecho, Pearson ha hecho un arduo trabajo en los últimos años para reconstruir su imagen pública y posicionarse como responsable simultáneamente ante sus accionistas y el público en general.
La inversión en una imagen pública positiva
Pearson ha diseñado su imagen en tanto que empresa del ámbito de la educación socialmente responsable. En el pasado, la responsabilidad social corporativa (RSC) era considerada una cuestión de filantropía, mediante la cual las empresas invertían parte de sus ganancias en la comunidad para hacer una contribución positiva a la sociedad. Este enfoque de la RSC era evidente en el modelo empresarial de Pearson hasta finales de 2014, cuando anunció el fin de la labor de la Fundación Pearson. Tal como explicó la Fundación Pearson (2014), “Esto [se produjo tras] la decisión de Pearson plc de integrar todas sus responsabilidades y funciones sociales corporativas en su negocio como una forma de optimizar el impacto social y dejar de financiar la Fundación en tanto que medio principal para sus actividades filantrópicas y comunitarias”. De este modo se “incorporó” la RSC de manera efectiva en Pearson, al integrar sus funciones filantrópicas en sus actividades cotidianas. Bishop y Green (2008, p.177) describen este fenómeno como “filantrocapitalismo”, en el cual la RSC es impulsada por la creencia de que hacer el bien también puede ser rentable.
Un aspecto muy concreto del programa de RSC de Pearson es su Marco de Eficacia. El Marco de Eficacia forma parte del compromiso de Pearson de garantizar que sus productos y servicios educativos tengan un impacto mensurable en los resultados de los estudiantes. El énfasis que pone Pearson en la “eficacia” sigue el ejemplo de la industria farmacéuticay refleja la tendencia hacia la medicalización de la investigación educativa. De hecho, los materiales promocionales que describen el programa de eficacia de Pearson incluyen la imagen de un investigador que está trabajando en un laboratorio con tubos de ensayo, evocandouna asociación entre la evaluación que hace Pearson de sus productos y el “rigor” de la investigación médica.
El Marco de Eficacia de Pearson es un proceso de revisión estandarizado, que incluye una herramienta de revisión en formato derúbrica, utilizado por la compañía para evaluar cómo sus productos y servicios logran alcanzar los resultados deseados. El Marco permite evaluar un producto, programa o servicio con arreglo a determinados criterios en los cuatro ámbitos siguientes: los resultados, las pruebas, los programas y la capacidad. Al evaluar cada criterio en base a una escala de colores de cuatro puntos, de verde a rojo, el Marco puede utilizarse para evaluar en qué medida un producto está alcanzando sus objetivos y cómo podría mejorarse. Tal como se indica en el informe anual del año 2013 de Pearson, “El Marco sirve para identificar las áreas específicas que, si se perfeccionan, mejorarán los resultados que se pretenden alcanzar. Los equipos pueden orientar su actividad en tomar estas medidas antes de que el producto sea evaluado de nuevo” (p.15). Pearson afirma que “todo desarrollo de nuevos productos producirá unos resultados académicos definidos y cuantificables” (Pearson plc, 2013, p.15).
En una época que Nigel Thrift (2005) denomina Capitalismo cognitivo, es evidente que el Marco de Eficacia de Pearson trata de la rendición de cuentas. Como explica Thrift (2005), en el marco de una economía global cada vez más compleja e inestable, las empresas “viven actualmente en un estado de emergencia continuo, siempre al borde de la frontera del caos” (p.78). En un esfuerzo por gestionar este contexto, Thrift argumenta que el capitalismo se ha convertido en cierto modo en un proyecto de investigación sobre sí mismo. Pearson es consciente de que ha alcanzado una posición poderosa e influyente dentro del mercado educativo y de que, si no comparece para rendir cuentas de sus productos y servicios, corre el riesgo de ser considerado como “irresponsable” por parte de la opinión pública crítica. Al velar por que sus productos y servicios sean eficaces, Pearson ha respondido de una manera que moraliza sus actividades, presentando una corporación que está centrada en obtener un doble resultado final de rentabilidad y responsabilidad social, y que por lo tanto ofrece al sector público un medio para confiar en la utilización de sus productos y servicios.
Sacar partido de una imagen pública positiva
El nuevo enfoque de Pearson sobre la eficacia permite a la compañía posicionarse en tanto que actor legítimo de la política educativa que es capaz de tener influencia de manera similar a los gobiernos nacionales y a las organizaciones internacionales. Pearson ha desarrollado, por ejemplo, la curva de aprendizaje, un informe de cincuenta páginas con un sitio web y una base de datos asociados, que ofrece recomendaciones para la reforma de los sistemas de educación nacionales. La curva de aprendizaje se basa en datos internacionales relativos al rendimiento recogidos por diversas organizaciones internacionales tales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la Asociación Internacional para la Evaluación del Rendimiento Escolar (IEA) y las Naciones Unidas (ONU). Al sintetizar estos datos, Pearson argumenta que ha sido capaz de reunir “en un solo lugar una gran variedad de conjuntos de datos que permitirán que los investigadores y los responsables políticos puedan relacionar con mayor facilidad que en el pasado los resultados escolares con los resultados económicos y sociales de mayor alcance” (Pearson, 2012, p.3).
Si bien Pearson es prudente sobre la utilización de sus investigaciones como un “santo grial”, la curva de aprendizaje esboza en cualquier caso una serie de “indicadores concretos” para los responsables en materia de política educativa. Las principales conclusiones del informe incluyen la observación de que los vínculos sólidos entre los aportesy los resultados en el ámbito de la educación son escasos; los ingresos tienen importancia pero la cultura es más importante; no hay nada que reemplace a un buen docente; es fundamental disponer de buena información para elegir una escuela; no hay un camino único para obtener mejores resultados en el mercado laboral; y un índice global puede ayudar a resaltar las fortalezas y las carencias educativas (Pearson, 2012, p.8). A continuación, el informe ofrece cinco lecciones clave para los responsables de la política educativa en términos de reforma:
- No hay soluciones mágicas
- Respetar a los docentes
- La cultura se puede cambiar
- Los padres no son ni impedimentos ni salvadores de la educación
- Hay que educar para el futuro, no solo para el presente (Pearson, 2012, 11)
A pesar de extraer estas “lecciones clave”, la curva de aprendizaje fue capaz de mostrar solo unos cuantos vínculos sólidos: que un mayor PIB está relacionado con unos mejores resultados en el informe PISA; que las mejores puntuaciones en el Índice de Desarrollo Humano y el Índice de Ingresos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) han sido asociados con tasas más altas de graduación secundaria superior; y que existe un vínculo entre el hecho de pasar más años en la escuela y una mayor productividad laboral.
El informe explica que es difícil encontrar correlaciones directas y que, como resultado, “la educación sigue siendo una caja negra en la que los aportes se transforman en resultados de un modo que es difícil de predecir o cuantificar de manera coherente” (p.7). De hecho, al leer el informe, parece que haya un notable cambio de orientación desde las firmes declaraciones del principio de que la curva de aprendizaje es una herramienta importante para ayudar a los responsables políticos a cuantificar la relación entre los conocimientos y las aptitudes con la competitividad económica, y la constatación de que “el resultado más sorprendente de las correlaciones es la escasez general de vínculos claros” (p.14). A partir de aquí, el informe sugiere que el “principal mensaje de la falta de correlaciones fuertes debería ser la humildad” (p.17).
A pesar de estas deficiencias, sugerimos que la naturaleza reductora de la curva de aprendizaje que condensa los conjuntos de datos bien establecidos en unos formatos fáciles de leer con claras recomendaciones políticas forma parte de un nuevo tipo de política que juega con las ansiedades de los responsables políticos nacionales. Al proporcionar a los gobiernos nacionales una interpretación concisa de los “problemas” políticos, Pearson puede entonces ofrecer a los responsables políticos “soluciones” garantizadas a través de la venta de sus productos y servicios eficaces. Podríamos argumentar que la curva de aprendizaje es para Pearson un dispositivo de clasificación, que refleja su nuevo enfoque en los resultados, y una base empírica para demostrar potencialmente la rentabilidad de la inversión a sus clientes: los gobiernos nacionales y provinciales, los sistemas de educación y las instituciones individuales, tanto de los países desarrollados como de los países en desarrollo.
Si bien Pearson puede estar trabajando para presentarse a sí misma como una empresa del ámbito de la educación socialmente responsable, es evidente que el éxito de la compañía se apoya en sus beneficios. Por ejemplo, el reciente trabajo de Junemann y Ball (2015) y Riep (2015), que ha analizado la manera en que Pearson apoya las escuelas con ánimo de lucro a bajo coste en los países del hemisferio sur, muestra cómo la compañía está buscando aumentar sus beneficios ampliando el acceso a sus servicios educativos. En este proceso, la imagen de responsabilidad social proyectada por Pearson está siendo rápidamente erosionada por el posicionamiento de las escuelas con ánimo de lucro a bajo coste en tanto que parte de su crecimiento corporativo en las economías emergentes de Asia, África y América del Sur. Aquí observamos una complementariedad entre las estrategias comerciales de Pearson en el hemisferio norte y las del hemisferio sur, y es probable que Pearson dé un nuevo impulso a la apertura de escuelas con fines de lucro en los países ricos y expanda la realización de pruebas y la gestión de datos a los países más pobres.
Preocupaciones acerca de la educación pública
Somos críticos con respecto a estos acontecimientos en el ámbito de la educación desde el nivel comunitario hasta el nivel mundial. El Marco de Eficacia expurga de hecho la complejidad de los procesos de enseñanza y aprendizaje. La idea de que un producto o servicio puede tener un impacto asegurado en los resultados obtenidos por los estudiantes solamente puede basarse en la ignorancia de la realidad de lo que ocurre en las aulas; las enormes diferencias de contexto entre las escuelas y las diversas necesidades individuales de aprendizaje de los estudiantes plantean serias dudas sobre la validez de las declaraciones de Pearson. Del mismo modo, la maestría de los docentes y su riqueza de conocimientos profesionales, así como su formación pedagógica, su comprensión del contenido y su capacidad de diferenciar el aprendizaje están infravaloradas. Los docentes están posicionados como simples ejecutores de los productos eficaces de Pearson que garantizan la obtención de mejores resultados de aprendizaje. De hecho, Pearson encontró a través de sus revisiones de la efectividad que uno de los problemas clave que impedían que sus productos obtuvieran los resultados deseados era la ineptitud por parte de los docentes para conseguir estos resultados; de ahí su nuevo enfoque relativo al aprendizaje profesional sobre estas cuestiones. En Australia, por ejemplo, Pearson ofrece desarrollo profesional a los docentes a través de la Academia Pearson.
Pearson influye también en la política educativa mundial. Tiene el contrato para preparar los elementos clave de las pruebas PISA 2018 y, aunque podríamos argumentar que la curva de aprendizaje actualmente no funciona como un instrumento de política pública influyente, refleja la participación de Pearson en la política mundial de la comparación educativa. Aunque las relaciones de Pearson con los gobiernos y otras organizaciones son a menudo contractuales, podríamos argumentar que los servicios que ofrece a los gobiernos implican un trabajo conceptual, técnico y de diseño, así como la generación de datos, y esto hace que sus contribuciones entren en la esfera de la formulación de políticas. Esto resulta particularmente evidente en la atención que presta Pearson a las escuelas con ánimo de lucro a bajo coste y es suficiente para subestimar sus afirmaciones de que es una empresa del ámbito de la educación socialmente responsable. Somos críticos en este punto, así como con respecto a los organismos de ayuda tales como el Departamento para el Desarrollo Internacional del Reino Unido (DfID), que proporcionan ayuda financiera para la creación de escuelas con ánimo de lucro en algunas partes del África subsahariana.Subrayamos asimismo que es el estado reestructurado y los valores que sustentan las políticas públicas lo que posibilita que se produzcan estos acontecimientos. Dado que las empresas del ámbito de la educación desempeñan una función más importante en el ámbito de la política educativa, también estamos preocupados por el posible déficit democrático de estos acontecimientos. Puesto que Pearson no tiene una circunscripción electoral democrática, su creciente participación en la educación pública coincide con la disminución de la capacidad de las circunscripciones políticas nacionales de influir en la creación de políticas y por lo tanto con el debilitamiento encubierto de la democracia en relación con los procesos de formulación de políticas educativas.
Bibliografía
Ball, S.J. (2012). Global Education Inc. Londres: Routledge.
Bishop, M. y Green, M. (2008). Philanthrocapitalism: How Giving can save the World. Londres: Black Publishers Ltd.
Pearson (2012). The Learning Curve 2012: Lessons in country performance in education. Londres: Pearson.
Hozler, B. (2010). Moralizing the corporation: Transnational activism and corporate
accountability. Cheltenham: Edward Elgar Publishing.
Hursh, D. (2016). The End of Public Schools: The Corporate Reform Agenda to Privatize Education. Nueva York: Routledge.
Junemann, C. y Ball, S.J. (2015). Pearson y PALF: el gigante mutante [Pearson and PALF: The Mutating Giant]. Bruselas: Internacional de la Educación.
Ravitch, D. (2012). The United States of Pearson? Extraído de
http://dianeravitch.net/2012/05/07/the-united-states-of-pearson-2/
Ravitch, D. (2013). The Reign of Error: The Hoax of the Privatization Movement and the Danger to America’s Schools. Nueva York: Alfred Knopf.
Riep, C. (2015). Educación corporativizada en las Filipinas: Pearson, Ayala Corporation y la emergencia de los Centros Asequibles de Educación Privada (APEC) [Corporatised Education in the Philippines: Pearson, Ayala Corporation, and the emergence of affordable private education centers (APEC)]. Bruselas: Internacional de la Educación.
Thrift, N. (2005). Knowing Capitalism. Londres: Sage.