La Unión Europea y Malasia han comenzado las conversaciones encaminadas a alcanzar un acuerdo global de libre comercio que cubra los aranceles, los obstáculos no arancelarios, los derechos de propiedad intelectual, la contratación pública, la inversión, la política de competencia y las normas laborales y ambientales.
El inicio de las negociaciones tiene lugar tras el punto muerto en que se encuentran las conversaciones entre la UE y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) iniciadas en 2007.
El Comisario de Comercio de la UE, Karel De Gucht declaró que un acuerdo “ofrecería a Malasia inversiones de calidad procedentes de Europa y abriría nuevas oportunidades de mercado para las empresas malasias y europeas”.
Sin embargo, los observadores afirman que se tiene por delante una serie de temas difíciles. Las políticas de acción afirmativa de Malasia respecto a la etnia malaya pueden resultar especialmente problemáticas, ya que vulnerarían las disposiciones habituales en materia de inversión, que prohíben requisitos de funcionamiento locales, incluidos las cuotas de contratación.
Entre tanto, algunos políticos y organizaciones de la sociedad civil europeos piden que se ponga fin a todas las negociaciones de la UE con los países asiáticos.
En una reunión celebrada en Bruselas a principios de este mes, políticos y representantes de organizaciones no gubernamentales de Europa y Asia se reunieron para discutir alternativas al libre comercio. “Está claro que los TLC no favorecen los intereses de los trabajadores ni de los pobres, que sirven las necesidades de las grandes empresas de Asia y Europa”, señaló el eurodiputado irlandés Joe Higgins.