El informe de 2024 sobre la Situación del Personal Docente en el mundo pone de relieve una cruda realidad: la escasez de docentes constituye una crisis con profundas implicaciones para los sistemas educativos de muchos países. El informe, basado en un cuestionario al que respondieron 204 sindicatos de la educación de 121 países, ofrece una visión general de los retos y las oportunidades a los que se enfrenta actualmente la profesión.
Una de las principales conclusiones del informe, basado en las percepciones de los sindicatos de la educación, es la escasez generalizada de docentes en todos los niveles educativos, con déficits especialmente graves en la educación especial, las áreas CTIM y la enseñanza secundaria en muchos países. Se considera que esta crisis se debe no solamente a una contratación insuficiente, sino también a tasas de abandono alarmantes. Según los sindicatos, el factor más importante que contribuye a esta escasez son los bajos salarios y la escasa remuneración. Otros factores son la limitada progresión en la carrera profesional, las prácticas de gestión ineficaces, la excesiva carga de trabajo y el bajo estatus profesional, todos ellos elementos que conforman el desafío del bajo estatus de la profesión docente en numerosos países.
En muchos países, los sindicatos señalan que el personal docente carece de autoridad e influencia para configurar las políticas y decisiones que afectan a su desempeño profesional. Los sindicatos destacan que a menudo se excluye al personal docente de los procesos de toma de decisiones que ejercen un impacto directo en su trabajo, sobre todo a nivel municipal, estatal y nacional. También señalan la debilidad de la colaboración entre el personal docente, sus representantes y los gobiernos, lo que disminuye la influencia de los educadores y educadoras en cuestiones profesionales y políticas fundamentales para la función que desempeñan y el sistema educativo en su conjunto. En algunos países, los sindicatos señalan que el profesorado se enfrenta a restricciones de derechos fundamentales, tales como la libertad de expresión y la posibilidad de organizarse, lo que socava aún más su capacidad para promover un cambio significativo.
Aun cuando el personal docente goza de un amplio reconocimiento por su contribución vital a la sociedad, los sindicatos aseguran que a menudo se le infravalora en comparación con otras profesiones, y que las generaciones más jóvenes perciben la docencia como una opción profesional poco atractiva. A juicio de los sindicatos, las difíciles condiciones de trabajo, tales como la excesiva carga de trabajo, el gran número de estudiantes por clase, la falta de respeto y los problemas de salud mental, agravan este problema. Los gobiernos suelen pasar por alto estos problemas sistémicos, lo que acentúa aún más las experiencias negativas del personal docente y contribuye a la escasez mundial de docentes.
A pesar de los retos mencionados, el informe subraya que estas condiciones no son universales, y pone de relieve ejemplos en los que las estrategias para fomentar la retención han resuelto con éxito la escasez de docentes. En algunos países del este de Asia y del norte de Europa, el profesorado goza de un estatus profesional más elevado y experimenta un mayor respeto, reconocimiento y acceso al aprendizaje profesional. En estos países, el rol docente es percibido como ‘constructor de ciudadanía’, y se realizan importantes inversiones en su salario, desarrollo profesional y condiciones de trabajo. Estas medidas contribuyen a elevar las tasas de permanencia y a mejorar los resultados educativos, lo que demuestra que es posible un cambio sistémico con políticas deliberadas y el compromiso de valorar a los educadores y educadoras.
Una característica notable de los sistemas educativos de alto nivel es la prioridad que se concede a una remuneración decente, al respeto del profesorado y a las oportunidades de aprendizaje profesional. En muchos países del norte de Europa, el profesorado también se beneficia de cargas de trabajo manejables, de una gran autonomía profesional, de clases menos numerosas, y de contar con un elevado nivel de confianza. Al fomentar entornos favorables, estos países han creado condiciones que permiten al profesorado tener éxito en la función que desempeñan, y permanecer en la profesión. Sin embargo, el contraste es enorme en muchas otras partes del mundo, donde la excesiva carga de trabajo, las elevadas ratios, y la falta de atención a las necesidades emocionales y profesionales del profesorado contribuyen al estrés, el agotamiento y la desilusión. Esta disparidad subraya la necesidad de una reforma sistémica en los países donde la docencia sigue estando subestimada.
Más allá de las condiciones de trabajo y del estatus profesional, los sindicatos señalan que al profesorado le preocupan los sistemas educativos en los que trabaja. El informe destaca su compromiso con la equidad, promoviendo una distribución justa de los recursos y un acceso significativo para el alumnado marginado, que incluye a los afectados por discapacidades, una situación de inmigración o desventajas socioeconómicas. Otra preocupación del profesorado es la creciente privatización de la educación, que amenaza con exacerbar las desigualdades, al favorecer a un tipo de alumnado en detrimento de otro. El informe subraya dos formas muy importantes en que la privatización puede socavar la equidad y poner en jaque al personal docente: desviando de las escuelas públicas recursos esenciales y docentes de calidad, ampliando la brecha entre la educación privada y la pública, y fomentando prioridades orientadas a la obtención de beneficios que prevalecen sobre la calidad y la inclusividad de la educación. Esta situación exacerba las disparidades, dejando al personal docente de la escuela pública con escasos recursos y asumiendo una responsabilidad desproporcionada de apoyo al alumnado marginado y desfavorecido.
El informe subraya que el personal docente y sus sindicatos están dispuestos a abordar los retos que se les plantean asumiendo un papel más activo en la configuración de los marcos de gobernanza, el plan de estudios y la evaluación, que definen tanto su trabajo como el aprendizaje del alumnado. En su calidad de profesionales expertos en educación, el personal docente se encuentra en una posición única para comprender los retos a los que se enfrenta la profesión y contribuir a reformas que lo empoderen y le permitan sobresalir en la función que desempeña. Las innovaciones introducidas por el profesorado durante la pandemia ilustran su capacidad para encontrar soluciones con visión de futuro, pero muchos sistemas han vuelto a normas anticuadas, en lugar de aprovechar esta creatividad. Para avanzar, los gobiernos deben entablar alianzas significativas con el profesorado y sus sindicatos, abordando no solamente las condiciones salariales y laborales, sino también cuestiones fundamentales de equidad, diseño de planes de estudios y reforma sistémica.
El informe hace un llamamiento a la acción mundial a fin de abordar estas cuestiones sistémicas, instando a la clase política a dar prioridad a las inversiones en las condiciones de trabajo del personal docente y a elevar su estatus para garantizar una educación de acceso universal con equidad y calidad. Abordando colectivamente estos retos, la profesión docente puede transformarse en la piedra angular que nuestra sociedad necesita.
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