Me llamo Kantuta y estoy orgullosa de tener un nombre aymara que me identifica y que representa a mi comunidad. Cuando llovía, mi abuela solía contarme que los niños y las niñas que mueren sin nombre van al Tata Granizo. Junto a él hay niños y niñas que hacen bolas de hielo que caen del cielo en forma de granizo. “Los niños y las niñas sin nombre tienen que hacer granizo hasta que les sangran las manos. Por eso los padres y las madres tienen que poner nombre a sus hijos e hijas”, me decía mi abuela.
Para losaymaras, la rutucha consolida los nombres de las niñas y los niños. La rutucha es el primer corte de pelo que se hace en el primer año, un ritual en el que los y las miembros de la familia cortan un mechón de cabello al tiempo que entregan un regalo a la niña o al niño. Al final el padrino y la madrina de la rutucha guardan los regalos para el futuro del niño o de la niña.
Aunque Bolivia es un país con una población predominantemente indígena y 36 lenguas autóctonas, muchas personas con nombres aymaras sufren racismo a diario. La discriminación y la asimilación influyen en la pérdida de los nombres indígenas. Por eso promover los nombres indígenas es fundamental para recuperar y reforzar nuestra historia, lengua e identidad.
Etnocidio cultural: ¿por qué no se utilizan nombres indígenas?
Los nombres indígenas se rechazaron para eliminar la identidad individual y la identidad colectiva en tanto que pueblos. Los estados coloniales y poscoloniales prohibieron los nombres indígenas en el marco del etnocidio cultural del pueblo aymara. No obstante, durante la rebelión de 1781, Julián Apasa, líder aymara del levantamiento, se llamó a sí mismo Túpac Katari en honor a dos líderes anteriores: Tomás Katari y Túpac Amaru. Túpac (quechua) significa brillante; Katari (aymara) significa serpiente o río caudaloso que lleva oro. Para los pueblos aymara y quechua, la adopción de este nombre supuso un acto de reafirmación de la historia y la identidad indígenas. Pero los colonos caracterizaron a Túpac Katari como una persona violenta y sin compasión.
La sociedad actual percibe a los pueblos indígenas desde las mismas ópticas: el salvaje noble y el salvaje bruto. Ambas perspectivas imponen características racistas a los pueblos indígenas; ellos nos perciben desde uno de estos lentes cuando tenemos nombres indígenas. La perspectiva del salvaje bruto percibe a los pueblos indígenas como pobres, borrachos, vagos y peligrosos. Históricamente los pueblos indígenas tuvieron que abandonar sus nombres para poder ser considerados personas y ciudadanos. De acuerdo con la Constitución boliviana (1843), los requisitos para obtener la nacionalidad son estar inscrito/a en el Registro Civil, tener un trabajo remunerado (a excepción de servidumbre) y saber leer y escribir. A los y las jóvenes indígenas se les prohibía estudiar y trabajar de forma remunerada.
La evangelización forzosa hizo que los padres y las madres bautizaran a sus hijos e hijas con nombres no indígenas. Antes, la Iglesia pedía ofrendas y trabajo forzoso. Después de eliminar la encomienda, la iglesia se convirtió en la única entidad de registro civil, sustituyendo la encomienda por unos precios elevados para los nacimientos, bautizos o matrimonios. En la actualidad, la evangelización forzosa es patente en los dichos aymaras, que tachan de débiles a los niños no bautizados. Durante las tormentas, mi abuela me escondía y se cuidaba de que no saliera de la habitación, porque los relámpagos de Illapa o Tata Santiago se llevan a los niños y las niñas no bautizados/as.
Al mismo tiempo, la perspectiva del salvaje noble reduce las culturas indígenas a espectáculos culturales. En el caso de los nombres indígenas, estos son recuperados –generalmente por terceras personas ajenas a los pueblos indígenas– para promocionar productos o servicios sin respetar el significado sagrado del nombre.
Estos actos de discriminación y asimilación son las principales causas del rechazo hacia los nombres indígenas. Hay padres y madres que optan por no poner nombres indígenas a sus hijas e hijos para evitar que sufran discriminación. Sin embargo, muchos y muchas jóvenes indígenas están recuperando sus nombres y fortalecendo así su identidad.
¿Por qué los nombres indígenas son importantes para la identidad?
Recuperar los nombres indígenas forma parte de la reconstrucción de la identidad y de la reivindicación de los derechos lingüísticos y territoriales. Los nombres indígenas reflejan la personalidad y el futuro de la persona. El nombre del recién nacido o de la recién nacida determina su futura personalidad porque está relacionado con características del entorno, con la cosmología, con el movimiento solar y con deidades ancestrales.
Los nombres también forman parte de la recuperación del lenguaje. Desde la década de 1970, los indianistas –un movimiento de lucha basado en la recuperación de la identidad, derivado de los movimientos indígenas, particularmente en Bolivia– han estado recuperando los nombres indígenas poniéndoselos a sus hijos e hijas, marcando con ello su identidad indígena.
El nombre es la firmeza de la identidad colectiva en tanto que pueblos y naciones. Los nombres nos invitan a reconectarnos con nuestros territorios. Los territorios indígenas son espacios vivos donde cada sujeto de la comunidad es una hebra, y el lenguaje es el arte de tejer esas hebras. Por ejemplo, los apellidos tienen su origen en deidades del agua, las montañas, las pampas y los animales, que son protectores sagrados de los pueblos indígenas. Así pues, los nombres reflejan la identidad de un pueblo y su relación con el territorio. Por este motivo, los y las jóvenes indígenas deben ejercer su derecho a tener su nombre.
¿Qué derechos protegen los nombres indígenas?
La Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (2007) protege los nombres indígenas sobre la base del derecho a la no discriminación (artículo 2) y del derecho a no ser sometidos a una asimilación (artículo 8). Menciona asimismo que “los pueblos indígenas tienen derecho a atribuir nombres a sus comunidades, lugares y personas, así como a mantenerlos” (artículo 13). En otras palabras, tener un nombre indígena es un derecho colectivo e individual.
¿Cómo podemos promover los nombres indígenas?
El Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 garantiza una educación equitativa e inclusiva para todos y todas. Los y las docentes, los educadores y las educadoras auxiliares, los orientadores y las orientadoras y el personal de la educación deben ser respetuosos/as con los nombres indígenas y su significado. El profesorado es el referente más influyente para el desarrollo del alumnado. En este sentido, el apoyo y la aceptación de los nombres indígenas por parte de los y las docentes permite construir una educación más sólida e inclusiva. Por último, unir fuerzas para que los educadores y las educadoras indígenas participen en las políticas educativas contribuirá a crear un futuro enfocado a la enseñanza de las lenguas indígenas en las escuelas.
Por mi parte, estoy comprometida a aprender más sobre mi cultura y mi identidad. El primer paso que di para valorar mi descendencia indígena fue a través de mi nombre. Estoy orgullosa que mi nombre represente una parte del pueblo aymara. Mi nombre y otros nombres indígenas refuerzan nuestra identidad y nuestra historia. Tener un nombre indígena también enriquece la diversidad de culturas y fomenta el respeto entre ellas. Caminemos hacia un mundo sin discriminación donde se respete el significado de nuestros nombres.
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El Día Internacional de los Pueblos Indígenas se conmemora anualmente el 9 de agosto para sensibilizar sobre los derechos de los pueblos indígenas de todo el mundo. El tema de este año, El papel de las mujeres indígenas en la preservación y transmisión del conocimiento tradicional brinda la oportunidad de reconocer y reflexionar sobre las diferentes formas en que los sistemas educativos tienen un impacto en los derechos de los pueblos indígenas, en particular de las mujeres y las niñas. Para ello, la Internacional de la Educación presenta una serie de blogs que recogen las voces y los puntos de vista de los pueblos indígenas y sus aliados de todo el mundo. La serie explora las distintas formas de trabajar de las y los expertos, activistas, investigadores y docentes del ámbito de la educación indígena para garantizar una educación de calidad centrada en los sistemas de conocimientos indígenas.
Si desean contribuir con un blog a esta serie, póngase en contacto con Lainie.Keper[at]ei-ie.org.
Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.