La publicación la semana pasada en el Reino Unido de la Auditoría sobre la Disparidad Racial confirma desoladoramente lo que muchos sabemos: que la discriminación racial está generalizada en nuestro sistema escolar.
El problema continúa preocupando 30 años después del informe seminal sobre la desigualdad racial en las escuelas — Education forAll(Educación para Todos)— redactado por Lord Swann.
En los últimos años se ha prestado más atención al rendimiento escolar en función de los orígenes del alumnado, algo sin duda muy positivo. El informe hace un seguimiento de la investigación que ya demostró que los alumnos y alumnas británicos blancos están quedando por detrás de los niños y niñas de otras procedencias.
Algunos podrían argumentar que si los niños y niñas de raza negra y minorías étnicas (BME, por sus siglas en inglés) están obteniendo mejores resultados que los niños y niñas británicos blancos, seráque no existe un problema de racismo que impida a los estudiantes BME asistir a la universidad.
Pero esto es incorrecto.
Sabemos que los niños y niñas BME tienen tres veces más probabilidades de ser excluidos de la escuela y, si bien no podemos ignorar los resultados de hoy, parece que la realidad es que muchos alumnos y alumnas de raza negra y minorías étnicas presentan un retraso con respecto a sus compañeros blancos.
¿Y qué hay de los docentes de minorías étnicas? Sabemos que, como a todos los docentes, les mueve la pasión y el compromiso de sacar lo mejor de los niños, niñas y jóvenes a los que enseñan.
Pero la desigualdad del trato que reciben es moneda común.
La investigación llevada a cabo por NASUWT entre sus miembros revela que:
· El 77 % de los docentes de raza negra y minorías étnicas no cree recibir una remuneración proporcional a sus competencias y experiencia, frente al 66 % del total de los docentes;
· El 58 % de los docentes de raza negra y minorías étnicas considera que la dirección escolar no valora su trabajo, frente al 39 % del total de los docentes.
· El 64 % de los docentes de raza negra y minorías étnicas considera que la dirección escolar no valora su opinión, frente al 53 % todos los docentes.
Y sabemos que la desigualdad en el trato dentro de las escuelas está repercutiendo en el bienestar de los docentes de raza negra y minorías étnicas fuera de la escuela: un 53 % de los docentes BME afirma que su empleo afectó a su salud física en los últimos 12 meses.
Estas experiencias de desigualdad quedaron subrayadas en una investigación adicional llevada a cabo por nuestro sindicato y por el Runnymede Trust, que destaca la discriminación y el acoso que continúan padeciendo los docentes BME, además de los mayores obstáculos que enfrentan para su mejora salarial y su progresión profesional.
Para lograr la equidad real del sistema educativo es preciso poner en tela de juicio la discriminación y eliminarla de raíz de todas las instituciones, y por parte de todos los actores que participan en la educación de nuestros niños y niñas, así como entre el alumnado.
Expresamos nuestra consternación por el racismo, la discriminación, el acoso, la falta de progresión salarial y de acceso a cargos superiores y directivos que padecen los docentes de raza negra y de minorías étnicas. Estamos convencidos de que estos problemas están profundamente enraizados e institucionalizados y son endémicos.
Lo que sucede en las escuelas se suele reflejar en el entramado social general y las comunidades de raza negra y minorías étnicas dicen sentirse con demasiada frecuencia marginadas, excluidas y discriminadas.
Las reformas introducidas por el Gobierno desde 2010, que han dotado de mayores libertades y de más flexibilidad a las escuelas, a la hora de la contratación y remuneración del personal y en términos de decisiones clave sobre el currículum que ofrecen a su alumnado, han exacerbado las desigualdades raciales. Estas reformas han perjudicado, además, la capacidad del sistema al completo de tomar medidas estratégicas para garantizar el progreso.
El Gobierno tiene que asumir su responsabilidad y velar por que todas las escuelas cumplan unas normas mínimas que garanticen la igualdad racial. Lamentablemente, el Gobierno se pone a la defensiva y niega cualquier responsabilidad en el historial de desigualdad racial en el sector educativo del que se le acusa. Esto debe cambiar.
Los ministros y ministras deben utilizar todas las herramientas a su disposición para velar por que todas las escuelas respeten los requisitos de igualdad racial hacia el alumnado y su fuerza laboral.
Por esta razón, la Unión de Docentes, NASUWT, va a encabezar una campaña proactiva para enfrentar el racismo allí donde exista.
Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.