La educación tiene el poder de modelar el entendimiento, las actitudes y el comportamiento de las personas. Se utiliza como herramienta de promoción de la identidad nacional y puede privilegiar a determinados grupos de la sociedad (Smith, 1991), por ejemplo, dar poder al hombre sobre la mujer. Las instituciones educativas reproducen, forman, definen, refuerzan y promueven los roles y desigualdades de género por medios implícitos y explícitos.
La investigación se ha centrado en el estudio de la desigualdad en el acceso a la educación y en las diferencias en la tasa de escolarización entre chicas y chicos, pero también habría que analizar cómo influyen el currículo y los libros de texto en la desigualdad entre niños y niñas y cómo los convierten en sujetos con una identidad de género determinada. Los libros de texto muestran lo que significa ser un niño en un contexto específico, lo cual incluye el aprendizaje de la identidad de género a través de la socialización (Kereszty, 2009). Los libros de texto de primaria son especialmente importantes ya que dan forma al conocimiento fáctico de las habilidades que los alumnos van a adquirir, que pueden ser distintas para chicas y chicos y sentar las bases de los estereotipos de género (Kereszty, 2009).
En el caso de Pakistán, se ha observado una disparidad en relación al género en los currículos y libros de texto(Durrani, 2008; UNESCO, 2004). En Pakistán, la identidad nacional propugnada en los libros de texto da a los estudiantes «una idea del posicionamiento relativo en cuando a la religión y al género, vinculados a la nacionalidad» (Durrani, 2008). En un estudio que incluía 194 libros de texto de cuatro provincias de Pakistán, correspondientes a seis asignaturas, se comprobó que el currículo nacional reflejaba una clara inclinación a favor de los hombres en, al menos, tres de las asignaturas (UNESCO, 2004). En el análisis, solamente el 7,7% de los personajes del libro eran mujeres —la mayoría de ellas relacionadas con la historia musulmana—, mientras que el resto eran hombres. En los libros sobre la historia del subcontinente, solamente el 0,9% de las figuras históricas mencionadas eran mujeres.
En otro estudio con una muestra menor, la representación de mujeres en ilustraciones también resultó ser mínima, con un 21,4% de ilustraciones de mujeres y el resto de hombres (Durrani, 2008). El sesgo de género también aparece en el lenguaje, con un uso más frecuente del pronombreél que ella.
El contexto en que se representa a la mujer en los libros de texto pakistaníes también tiene un componente de género. Cuando se habla de personajes femeninos, se los representa como figuras indefensas, tolerantes, piadosas y hogareñas que apoyan a su marido (Durrani, 2008; Ullah & Skelton, 2012). Se muestra a la mujer en roles de género estereotipados: cocinando, limpiando, lavando vestidos, criando a sus hijos y ocupándose de las tareas domésticas. La representación de la mujer en la vida profesional también se limita a una reducida variedad, en la que aparecen profesoras y doctoras, principalmente (UNESCO, 2004; Durrani, 2008; Ullah & Skelton, 2012).
Un estudio de Durrani (2008) demuestra que la representación desigual de la mujer en los libros de texto está generando identidades y jerarquías de género. La metodología utilizada consistía en pedir a una muestra de estudiantes que dibujaran una imagen de «nosotros» (pakistaníes). En ninguno de los dibujos que hicieron los chicos aparecían mujeres. Algunas chicas dibujaron mujeres, pero los dibujos representaban a mujeres realizando tareas estereotipadas como cocinar. También se pidió a los estudiantes que eligieran un personaje del libro de texto y solamente el 4,1% de los chicos escogieron a una mujer. En cambio, las chicas que eligieron a una mujer explicaron que lo hicieron porque era una «buena esposa o madre» (Durrani, 2008).
El debate en torno a las diferencias en la representación y la discriminación en los libros de texto es importante, ya que influye en las decisiones que toman los estudiantes en su vida, así como en su motivación (Ullah & Skelton, 2012). Los alumnos desarrollan su autoestima e identidad en función de los modelos de género a los que se les expone (Campbell, 2010). Además, los planes de estudio tienen el poder de orientar «de forma natural» a la mujer hacia determinadas carreras (Griffith, 2010). Esto coincide con la investigación realizada en Pakistán, que concluye que las niñas consideran a doctoras y profesoras como modelos a seguir en profesiones a las que pueden aspirar, mientras que muy pocas eligen empleos poco tradicionales como piloto o ingeniero (UNESCO, 2004; Ullah & Skelton, 2012).
Una manera de acabar con estas diferencias es aumentar el número de autoras de libros de texto. Los estudios demuestran que en estos casos hay una mayor representación y frecuencia de personajes femeninos (Durrani, 2008; UNESCO, 2004). También se podría sensibilizar a los autores acerca de estos sesgos y formarles para que sean más sensibles a las cuestiones de género al redactarlos. Asimismo, se podría formar a los docentes para identificar y rechazar los sesgos de género en los libros de texto y animar a sus alumnos a que hagan lo mismo.
Bibliografía
Campbell, E. (2010). Women in the history’s textbooks.
Durrani, N. (2008). Schooling the ‘other’: the representation of gender and national identities in Pakistani curriculum texts. Compare: A Journal of Comparative, 595-610.
Griffith, A. L. (2010). Persistence of women and minorities in STEM field majors: Is it the school that matters. Economics of Education Review,, 911-922.
Kereszty, O. (2009). Gender in Textbooks. Practice and Theory in Systems of Education, 1-7.
Smith, A. D. (1991). National Identity . Las Vegas: University of Nevada Press.
Ullah, H., & Skelton, C. (2012). Gender representation in the public sector schools textbooks of Pakistan. Educational Studies, 183-194.
UNESCO. (2004). Books, Gender Analysis of School Curriculum and Text. Islamabad: UNESCO, Islamabad.
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