En esta columna hemos escrito mucho sobre las alternativas de código abierto a los softwares o programas informáticos más conocidos, pero costosos. Recientemente, se nos presentó una maravillosa oportunidad de poner en práctica algunas de nuestras recomendaciones.
A finales del año pasado, las oficinas centrales de la IE, en Bruselas, hicieron una importante readaptación de las TI, lo que hizo necesario la compra de nuevos ordenadores (PC). Sabíamos por los compañeros que fueron a Fez, Marruecos, el año pasado para rodar el vídeo ¡No al trabajo infantil! ¡Sí a la educación!, que ninguna de las cinco escuelas que participan en el proyecto de prevención del trabajo infantil del sindicato SNE-FDT contaba con un solo ordenador.
A partir de ahí, parecía haber un solo paso para enviar los equipos retirados de servicio en Bruselas a Marruecos. Sin embargo, de hecho, fueron necesarios numerosos y largos pasos para lograrlo. Los procedimientos aduaneros, en concreto, requirieron muchas y decididas negociaciones por parte de nuestra compañera de habla árabe y nacida en Marruecos Dalila El Barhmi.
Decidimos instalar los equipos de PC con Edubuntu, un sistema operativo Linux de código abierto. ¿Por qué Edubuntu? Porque como señala el Ministerio de Educación de Islas Cocos: “Dado que el software no implica gastos de licencia, lo que se ahorra puede utilizarse para comprar más ordenadores o hacer otras cosas”.
Pero aún hay más: Edubuntu está diseñado específicamente para el aula, aunque es igualmente adecuado para que los niños lo utilicen en casa. Ha sido desarrollado por una comunidad de personas, en su mayoría voluntarios altamente cualificados. Edubuntu ofrece un tratamiento de texto, la navegación por la Web y un software de manipulación de imágenes de tecnología puntera, además de aplicaciones centradas en la educación y agrupadas en paquetes adecuados para alumnos de preescolar a la enseñanza superior.
Por ejemplo, existe el proyecto educativo de KDE, que incluye un software didáctico gratuito como KBruch, una herramienta matemática para el aprendizaje de las fracciones; KHangman, un juego de formación para adquirir léxico, o KStarts, un mapa interactivo de las estrellas que puede configurarse para ver el cielo desde cualquier punto del planeta.
Otro programa informático instalado por defecto es GCompris, que abarca numerosas actividades para niños de dos a diez años. Detrás de todos sus divertidos juegos cuenta con objetivos pedagógicos como, por ejemplo, aprender a mecanografiar, rompecabezas lógicos, juegos de memoria y mucho más.
Es importante destacar que los requisitos de equipo informático o hardware de Edubuntu se han mantenido expresamente bajos, tan bajos en realidad, que el sistema operativo se ejecuta con toda comodidad en un equipo de PC de 2001. Teniendo en cuenta la velocidad cada vez mayor con la que se incrementa la potencia del equipo informático, ¡el año 2001 es una eternidad! El que los ordenadores fuera de servicio en la sede de la IE fueran de 2005, proporciona un cómodo margen. Ciertamente, el sistema, una vez instalado, funcionó sin problemas y promete seguir haciéndolo con toda facilidad y brindar así una atractiva experiencia de aprendizaje a los alumnos marroquíes.
Para completar el proyecto, fuimos a Fez para presentar a los docentes y alumnos las posibilidades y opciones de Edubuntu. En Marruecos existe una gran cantidad de cibercafés, y todos los docentes y los niños tienen una idea clara de lo que es un ordenador y para qué puede utilizarse. Sin embargo, los niños no habían tenido antes mucha práctica con el uso de los PC, por lo que estaban muy entusiasmados con experimentarlos directamente.
Para nosotros, fue muy alentador ver con qué rapidez e intuición algunos niños y niñas entendieron cómo utilizar esta nueva herramienta. Jugamos con ellos un rompecabezas de piezas deslizantes del programa informático GCompris. En este juego, los jugadores tienen que mover con el ratón las diferentes piezas en la pantalla y arrastrarlas hasta encajarlas en el lugar que les corresponde. La dificultad consiste en que las piezas no se mueven en todas las direcciones, de modo que los jugadores deben planear las jugadas con anticipación y lógica para ganar. Algunos niños se mostraron desconcertados, pero para otros ¡bastó solamente una ojeada para arrastrar instantáneamente todas las piezas hasta el lugar que les correspondía! Estuvimos encantados de ver el gran potencial que tienen estos niños y niñas, un potencial que finalmente va a poder revelarse.
Está claro que el número de PC que pudimos enviar representa poco más que una gota de agua en el océano, y que las escuelas también tienen otros problemas. Por ejemplo, es difícil imaginar que ocho letrinas pueden ser suficientes para más de un millar de niños. Pero, como nos dijo el director de la escuela Hijazi Abdellah cuando nos íbamos:
“Es paso a paso como se avanza. Poco a poco, sacaremos a los niños y niñas del trabajo para incorporarlos a la escuela, y la posibilidad de ofrecerles aquí en la escuela una alternativa educativa a los juegos comerciales de los cibercafés es sumamente valiosa.”