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Internacional de la educación
Internacional de la educación

Hace varias décadas que en Sri Lanka hace estragos un conflicto entre el ejército nacional y los Tigres Tamules. Encuentro con miembros de un sindicato de docentes tamules que siguen trabajando en las zonas más peligrosas (Para preservar la seguridad de los docentes que tuvieron el valor de dar su testimonio a pesar del riesgo que corrían, se han cambiado todos los nombres de las personas mencionadas).

Es imposible resumir en unas pocas líneas la guerra civil de Sri Lanka. Es un conflicto entre el gobierno central y una organización independentista tamul denominada los Tigres de Liberación del Eelam Tamul (en inglés LTTE, Liberation Tigers of Tamil Eelam). Los LTTE, reconocidos internacionalmente como grupo terrorista, reclaman la autodeterminación y la creación de un Estado tamul en el noreste de la isla (los tamules constituyen aproximadamente el 18 por ciento de la población de Sri Lanka, los cingaleses, el 74 por ciento). El ejército de los Tigres Tamules durante mucho tiempo controló los amplios territorios del norte y del este del país, donde instauró su propia administración paralela a la del gobierno central pero actualmente, debido a divisiones internas y a problemas militares, se ve confinado al norte de Sri Lanka. En las últimas semanas, grandes ofensivas que llevó a cabo el ejército de Sri Lanka redujeron todavía más la zona controlada por los LTTE, pero como no se puede llevar a cabo una labor periodística independiente en las regiones del conflicto, resulta difícil determinar con exactitud cuál es la situación militar.

Para la población civil tamul, más allá de toda consideración política, lo que está claro es que el miedo no los abandona nunca. En las regiones tamules que están bajo control del gobierno, todos los días se secuestra, tortura o golpea a civiles sospechosos de haber tenido contacto con Tigres Tamules. La situación de los civiles también es desesperante en las regiones que controlan los Tigres Tamules: Además de los bombardeos del ejército nacional, las familias tamules tienen que vérselas con un movimiento terrorista que no tolera ninguna protesta y que desde hace tiempo obliga a los niños tamules a unirse a ellos como soldados (aunque parecería que durante los últimos años los LTTE utilizan menos niños soldados).

“El ruido de las bombas sobresalta a los alumnos”

Este clima de terror repercute en gran medida en los alumnos. Por ejemplo, en Vavunya, ciudad situada en la zona que controla el gobierno, el ejército dispara casi todos los días obuses hacia la zona dominada por los LTTE, situada a una decena de kilómetros al norte de la ciudad. La mayoría de los tamules de Vavunya tienen familiares o amigos en esa zona y los cañonazos que resuenan en la ciudad les hacen temer que sus allegados caigan bajo el fuego de los obuses. “Mi escuela está justo al lado de un campamento militar", dice Krishnan, miembro del Sindicato de Docentes Tamules de Ceilán (CTTU). "El ruido de la artillería se escucha muy fuerte en mi clase y sobresalta a los alumnos. Es muy difícil poder dar clase en esas condiciones”.

Los docentes también hablan de las graves perturbaciones que observan en sus alumnos luego de los operativos de round up. Estos operativos, que generalmente lleva a cabo el ejército nacional (100%cingalés), consisten en reunir a todos los habitantes de un barrio en una plaza, donde los sermonean recordándoles su deber de denunciar a los simpatizantes de los LTTE y, a veces, los obligan a pasar uno por uno frente a una persona encapuchada. Se trata de un informador del ejército y si indica con un movimiento de la cabeza a alguna de las personas que pasan frente a ella, se la arresta bajo sospecha de ser simpatizante de los Tigres Tamules, lo que generalmente implica torturas y detención sin juicio por tiempo indeterminado.

Puestos de control y tensión en el camino al trabajo

Maaran es docente y trabaja en la zona que controlan los Tigres Tamules. “Mi escuela está situada a 40 km de Omantal, localidad donde hay un gran puesto de control entre la zona bajo control gubernamental y la zona controlada por los LTTE. Vivo en la región de Vavunya, a 8 km al sur de Omantal, en la zona del gobierno. Voy a trabajar en moto. El trayecto me lleva entre una y tres horas, según cuántos puestos de control tenga que pasar y según la intensidad de los controles y el celo con el que el ejército efectúa los registros. Desmontan y vuelven a montar cada vez las partes más grandes de mi moto para verificar que no lleve a la zona de los LTTE ningún objeto o material que el gobierno nacional prohíbe llevar. Los soldados verifican también que no lleve más de los cinco litros de combustible que necesito para ir hasta la escuela”. Ésta es otra de las tácticas del ejército de Sri Lanka para impedir principalmente que se le pueda revender combustible a los Tigres Tamules.

Para correr algo menos de riesgo, durante la semana Maaran se aloja cerca de su escuela y vuelve a Vavunya únicamente los fines de semana. “El trayecto de mi escuela a Omantal es peligroso porque a veces el ejército está emboscado y ya ha sucedido que hiciera explotar minas cuando pasan vehículos de empleados del gobierno creyendo que eran Tigres Tamules. La zona que controlan los LTTE es sumamente peligrosa debido a los bombardeos del ejército. Éste trata de no cobrar víctimas entre los civiles pero, a pesar de que quiere hacer creer lo contrario, regularmente hay civiles que caen víctimas de sus bombardeos. Ya hubo escuelas afectadas y a comienzos de agosto un docente perdió la vida a raíz de un bombardeo que llevaron a cabo aviones del ejército. Durante los bombardeos corremos a los refugios y después seguimos dando clase. Tanto alumnos como docentes estamos acostumbrados a vivir estas situaciones estresantes pero no deja de ser muy difícil poder impartir una buena enseñanza en tales condiciones”.

Los incesantes desplazamientos de la población que huye de las zonas de combate también plantean grandes problemas de organización de la enseñanza. “Cuando me nombraron, en esta escuela había 500 alumnos pero ahora no hay nada más que 150. Los demás se fueron con sus familias, que se trasladaron a otros lugares de la zona que controlan los LTTE. Recientemente, inclusive mi escuela fue trasladada porque los combates se habían ido acercando demasiado. En esta zona ya se han trasladado por lo menos 55 escuelas. Pero no se reembolsan los gastos de los traslados y no se nos paga ningún sobresueldo a pesar de que el peligro es cada vez mayor. Todos los funcionarios gubernamentales que trabajan en la zona de los LTTE tienen los mismos problemas”.

Prudencia por parte del movimiento sindical

Haciendo gala de prudencia, la mayoría de los sindicatos de Sri Lanka se cuidaron de no mezclarse de cerca en el conflicto que hace estragos en el país. No obstante, en distintas oportunidades, algunos sindicalistas le pidieron al gobierno que dejara de lado la solución militar y que optara por la negociación, aunque ésta sea sumamente difícil con un movimiento terrorista como el de los Tigres Tamules. Tal es el caso de NATURE, una agrupación de 19 sindicatos de Sri Lanka, uno de cuyos miembros es el CTTU. “NATURE le pidió al presidente de Sri Lanka que acabe con estos sangrientos combates pero el gobierno contestó que mientras los LTTE continúen con sus actos de violencia no habrá solución pacífica", explica Palitha Atukorale, presidenta de esa agrupación. "NATURE le escribió entonces a Vellupillai Prabhakaran, el líder de los LTTE, tratando de convencerlo también de optar por una solución pacífica, pero lamentablemente no logró nada”.

Los sindicalistas que trabajan en las zonas cercanas a los combates tienen que ser todavía más prudentes. “Antes tomamos algunas medidas en pro de la paz, pero cuando subió el gobierno actual y decidió terminar con los LTTE mediante acciones militares, tuvimos que callarnos para salvaguardarnos", señala Vishwanathan, miembro del CTTU en Vavunya.

"Como sindicatos, nuestras acciones se limitan a las cuestiones vinculadas con el trabajo: problemas de ascensos, vacaciones y traslados de docentes a aldeas situadas lejos de sus casas, etc. Es difícil llevar a cabo acciones en común con el resto del movimiento sindical de Sri Lanka: la zona de Vavunya está separada del resto del país por un gran puesto de control situado en Medawachchiya, y atravesarlo implica perder mucho tiempo debido a los trámites administrativos. Por eso nos resulta complicado, por ejemplo, ir a una reunión sindical que se lleve a cabo en Colombo, la capital. No obstante, queremos mantenernos en contacto con los docentes de todo el país, ya que a los trabajadores tamules, cingaleses y de las demás comunidades les conviene mantenerse unidos a pesar de los combates que libran los militares”, declara Vishwanathan.

Por Samuel Grumiau. Reimpreso con la autorización de Visión Sindical, publicación de la CSI.

Este articulo fue publicado en Mundos de la Educación, No. 29, marzo 2009.