Cinco docentes y ocho alumnos han sido asesinados, mientras que aproximadamente 30.000 estudiantes más han quedado privados de su derecho a la educación después de que a mediados de octubre se cerraran las últimas escuelas abiertas en Mogadiscio, la capital, debido al alto riesgo de violencia.
Osman Mohamud, presidente del Somali National Union of Teachers (SNUT), ha declarado que las escuelas han intentado permanecer abiertas cerca de una “zona de guerra” durante mucho tiempo, pero ya no pueden seguir arriesgando la vida de los estudiantes y los docentes durante más tiempo.
“Como docentes, hemos resistido el mayor tiempo posible para dar clase en las situaciones más peligrosas, pero ya no podemos seguir exponiendo a los niños a más peligro”, dijo Mohamud. “Es inaceptable que conviertan nuestras últimas escuelas en bases militares. Las escuelas deberían ser un lugar seguro para nuestros hijos”.
La mayoría de las escuelas de Mogadiscio cerraron sus puertas hace tiempo debido a los intensos conflictos, pero algunas siguieron abiertas a pesar del incremento de la violencia y el creciente número de víctimas mortales. En los últimos tres meses han muerto al menos cinco docentes y hasta ocho niños en edad escolar, y más de nueve docentes y quince estudiantes resultaron gravemente heridos tras un bombardeo en el barrio conocido como K4.
“Cerramos las últimas 34 escuelas y universidades que quedaban abiertas en Mogadiscio porque las fuerzas del gobierno somalí se desplegaron alrededor de la zona K4, el lugar al que se habían trasladado las escuelas”, dijo Mohamed Saíd Farah, portavoz de la Somali Association for Formal Education (SAFE), un grupo coordinador local. En el barrio K4 se concentraron al menos 27.200 estudiantes porque era una zona con una estabilidad relativa comparada con el resto de la capital. Ahora, también este oasis de calma relativa se ha esfumado, y con él cualquier posibilidad de aprendizaje.
El cierre de estas escuelas marca el final de todas las actividades educativas dentro de la capital, donde la violencia y el caos han estado a la orden del día durante los últimos dos años, desde que las fuerzas del gobierno somalíes apoyadas por las etíopes retomaran la parte centro-sur del país que hasta ese momento se encontraba bajo el poder de un grupo islamista.
Las escuelas del sur y del centro de Somalia han permanecido cerradas durante mucho tiempo tras dos décadas de violencia. Tanto las fuerzas del gobierno etíope como las somalíes han atacado las escuelas, y los grupos de insurgentes han atacado a los soldados que se encontraban cerca de ellas.
Sin embargo, en esta situación es claramente imposible que la educación continúe desarrollándose de forma habitual. SNUT ha escrito en numerosas ocasiones a los representantes del gobierno local y a varios ministros de educación sucesivos para exigir que dejen de militarizar las escuelas y de atacar a los estudiantes y los docentes, pero sus cartas no han obtenido ningún resultado.
Los representantes de SNUT, el único sindicato de docentes del país, han tenido que soportar el acoso constante de los grupos enfrentados, y los soldados del gobierno somalí cerraron las oficinas centrales del sindicato en Mogadiscio. Mohamud publicó su declaración sobre el cierre de las escuelas a través de un correo electrónico que envió desde Suecia, donde está pidiendo asilo. Huyó de Somalia hace más de un año después de recibir varias amenazas de muerte por parte de los grupos locales y ser acosado por las fuerzas de los gobiernos de Etiopía y Somalia.
Mientras, los docentes somalíes siguen intentando cumplir sus responsabilidades profesionales. Algunos enseñan de forma voluntaria en los campos de desplazados internos de las afueras de Mogadiscio. Según las Naciones Unidas, más de un millón de desplazados, casi la mitad de los residentes de la capital, viven en la miseria en refugios improvisados.
Para mantenerse a sí mismos y a sus familias, los docentes también se ven obligados a realizar trabajos adicionales, algunos como trabajadores de la construcción, vendedores, panaderos, etc., y otros abriendo pequeños negocios. Los docentes que no tienen la suerte encontrar trabajo sobreviven con el apoyo de sus compañeros que sí lo tienen. SNUT ha desempeñado un papel fundamental a la hora de organizar asociaciones solidarias entre los docentes con trabajo y los que están desempleados.
“A pesar de encontrarse en una lucha existencial, los miembros y los representantes de SNUT están en contacto permanente y están intentando ayudarse mutuamente para poder superar este periodo tan difícil de nuestra historia”, dijo Mohamud.
Por Abdurrahman Warsameh
Este articulo fue publicado en Mundos de la Educación, No. 28, Diciembre 2008.