Según un nuevo informe de las Naciones Unidas, las escuelas distan mucho de ser un lugar seguro para las niñas, que siguen siendo el principal blanco de los ataques en por lo menos 70 países.
Un nuevo informe de las Naciones Unidas sobre los derechos humanos, en el que se analiza el problema de las agresiones contra niñas que intentan acceder a la educación, concluye que en los últimos cinco años (2009-2014) las escuelas de por lo menos 70 países distintos fueron objeto de ataques, muchos de los cuales iban específicamente dirigidos contra las niñas, los padres y los docentes que abogaban por la igualdad de género en la educación.
“Los ataques contra las niñas que acceden a la educación persisten, y parece que en algunos países se están produciendo con mayor frecuencia, lo cual resulta alarmante”, se observa en el documento de antecedentes. “Los derechos a la educación de las niñas y las mujeres se ven a menudo amenazados por el hecho de representar un reto para los sistemas existentes de opresión que se basan en el género y en la edad.”
El documento de antecedentes, que será presentado ante el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer(CEDAW) a fin de contribuir a la elaboración de una recomendación general sobre el acceso a la educación, señala los progresos considerables que se han realizado para garantizar la educación para todos y todas en muchos países, observando al mismo tiempo que las niñas se siguen enfrentando a muchos obstáculos que les impiden disfrutar plenamente de los derechos a, en y a través de la educación.
El informe señala varios casos recientes de ataques contra niñas que tienen acceso a la educación, los cuales han puesto de relieve la fragilidad de los logros a la hora de mejorar el acceso, la disponibilidad, la adaptabilidad, la aceptabilidad y la calidad de la educación para todos y todas.
Entre estos ejemplos figura el asesinato en diciembre de 2014 de más de un centenar de niños/as en un ataque perpetrado por los talibanes paquistaníes contra una escuela militar de Peshawar; el secuestro de casi 300 niñas escolares en abril de 2014 por parte del movimiento de Boko Haram en el noreste de Nigeria; y los disparos que recibió en 2012 la activista de la educación Malala Yousafzai a manos de los talibanes en Pakistán.
El informe señala asimismo varios casos de envenenamiento y agresiones con ácido perpetrados contra niñas escolares en Afganistán entre 2012 y 2014; la expulsión forzosa de niñas de varias escuelas de Somalia para convertirlas en “esposas” de combatientes de Al-Shabaab en 2010; y el secuestro y violación de niñas en una escuela cristiana de la India en julio de 2013.
Los ataques contra la educación de las niñas adoptan diversas formas, y en algunos casos no están explícitamente motivados por el deseo de negar una educación a las niñas sino que reflejan más bien la violencia que sufren niñas y mujeres en todos los ámbitos de la vida pública y privada – señala el informe.
“En Birmania, El Salvador, Filipinas, Haití, Indonesia, Irak, Malí, la República Democrática del Congo y Siria se han denunciado ataques que implican violencia sexual contra docentes y niñas en instalaciones educativas o durante el trayecto para llegar a o regresar de las mismas”, indica el informe.
Estos ataques de todo tipo tienen un efecto dominó, puesto que repercuten en la vida de las niñas y en las comunidades directamente implicadas, y envían además a otros padres y tutores el mensaje de que las escuelas no son un lugar seguro para las niñas.
Cuando se saca a las niñas de las escuelas debido a temores en materia de seguridad y a inquietudes respecto a sus futuras posibilidades para contraer matrimonio, se pueden producir otras violaciones de los derechos humanos, como por ejemplo el matrimonio infantil y forzoso, la violencia doméstica, los embarazos precoces, la exposición a otras prácticas nefastas, la trata de personas y la explotación sexual y laboral.
En las conclusiones y recomendaciones del documento se solicitan medidas para abordar el contexto social, cultural, político, económico y de seguridad en el cual se producen las violaciones, haciendo hincapié en la necesidad de mejorar la disponibilidad, la accesibilidad, la adaptabilidad y la aceptabilidad de la educación para las niñas, y de poner simultáneamente en marcha programas para luchar contra las prácticas y actitudes culturales y sociales discriminatorias.
Señalando que la transformación de las estructuras desiguales de poder basadas en el género y en la edad es un proceso largo y complicado, el informe pide igualmente la implicación de los niños y los hombres en el proceso de cambio.
(Fuente: Centro de Noticias de las Naciones Unidas)
El capítulo específico del informe sobre la violencia en las escuelas puede consultarse aquí.
Foto: Dipa, de 10 años, y Laboni, de 12, estudian segundo curso en el Unique Child learning Center, Mirmur-Dhaka, Bangladesh, de GMR Akash - UNESCO. Licencia nº CC BY-SA 3.0-igo