El brazo largo del Gobierno de Hungría ha llegado a las aulas del país, alarmando a muchas personas ante el temor de que las autoridades se preparen para reforzar su control sobre la profesión docente y minar el papel de los sindicatos de la educación.
Invitado por el Sindicato de Docentes Húngaro (SEHUN), el Secretario General de la Internacional de la Educación (IE), Fred van Leeuwen, se reunió con la cúpula del sindicato en Budapest, los días 27 y 28 de octubre, donde la Presidenta del SEHUN, Piroska Gallo, explicó que uno de los principales retos a los que se enfrenta el sindicato es la falta de diálogo social: “Queremos que se lleven a cabo negociaciones y consultas periódicas con las autoridades para tratar temas que son importantes para los docentes, y no solo en las ocasiones en que se produce un conflicto”.
Sin embargo, el diálogo social no parece estar en la lista de prioridades del Gobierno. “Las reformas educativas llevadas a cabo a partir de 2013 se realizaron sin mucha consulta, y hay varias medidas que deben ser corregidas, incluidas las relativas a las carreras profesionales de los docentes, los procedimientos de evaluación de los docentes, la estructura salarial y el aumento de las horas lectivas”, afirmó Gallo.
Según el SEHUN, desde que en el año 2013 se redujo de 18 a 16 años la edad de la enseñanza obligatoria, muchos jóvenes han visto menguadas sus oportunidades educativas. Asimismo, el sindicato está preocupado por la restricción de la libertad profesional de los docentes, puesto que las medidas de reforma confieren al Gobierno nacional un papel preponderante a la hora de elaborar el plan de estudios e incluso de prescribir la utilización de libros de texto y de métodos de enseñanza específicos.
“El Estado ha entrado en el aula”, sostiene Gallo. A ella le preocupa el hecho de que la reciente creación por parte de las autoridades húngaras de una “cámara de docentes”, a la que están invitados a unirse 123.000 profesores húngaros, pueda representar otro intento de estrechar el control sobre la profesión docente y también pueda minar el papel de los sindicatos de la educación.
El Secretario General de la Internacional de la Educación también se sentó con el ministro húngaro de Recursos Humanos, el señor Zoltan Balog, responsable de Educación, a quien expresó algunas de las preocupaciones de los sindicatos de la educación.
Rechazo del impuesto sobre Internet
Por otra parte, el SEHUN se ha unido a las protestas civiles contra la medida tomada por el Gobierno de gravar un impuesto sobre el uso de Internet, por el temor de que los docentes y los estudiantes también se vean afectados por esta medida, que, según el sindicato, puede interpretarse como otro derecho básico que está siendo restringido en Hungría.
“No existe justificación alguna para tal gravamen”, afirma Gallo. “En torno a tres millones de húngaros viven en o por debajo del umbral de pobreza. Para un gran número de personas Internet es la única herramienta para obtener información, acceder al conocimiento, así como para aprender y comunicarse. Puede que pronto no puedan permitirse el acceso a Internet”.
Esta no es la primera vez que el país ha conocido un azote tan duro, pues el Gobierno ya había sido amonestado por la Unión Europea por restringir la libertad de prensa.