Con las escuelas cerradas durante un año en Filipinas, el sindicato de la educación Alliance of Concerned Teachers (ACT) ha criticado al presidente Duterte por representar el mayor obstáculo a la consecución del derecho de la juventud a la educación durante la pandemia de la COVID-19.
“Dos millones más de jóvenes sin escolarizar, otros millones más que carecen de una enseñanza efectiva y muchos que están a punto de abandonar los estudios, este es el sombrío legado del Gobierno de Duterte, el cual prácticamente ha abandonado a nuestra juventud y ha vinculado su futuro a la disponibilidad de las vacunas”, subrayó el Secretario General de ACT y miembro del Consejo Ejecutivo de la Internacional de la Educación, Raymond Basilio.
La apertura de las escuelas ha sido pospuesta dos veces
Basilio señaló que la ineficacia del Gobierno de Duterte en la impartición de la enseñanza durante la crisis sanitaria y económica ha quedado demostrada al posponer dos veces la apertura del curso escolar, una en junio y otra en agosto de 2020. Además, el programa nacional de enseñanza y aprendizaje a distancia, insuficientemente financiado y preparado no ha permitido ofrecer una educación accesible y de calidad, afirmó.
Filipinas es “uno de los últimos países que no ha reabierto las escuelas porque nuestro presidente se niega a hacer un mínimo esfuerzo para abordar la situación de la seguridad escolar”, constató Basilio. “Muchas escuelas situadas en zonas alejadas y que no presentan casos de la COVID-19 podrían haber sido reabiertas de forma segura por ahora si el Gobierno de Duterte hubiera asegurado, entre otras medidas, la instalación de servicios de agua, la contratación de enfermeros o enfermeras escolares y la preparación de las aulas en los últimos meses.
Los que más sufren son los municipios pobres
Las consultas de ACT con docentes de todas las provincias del país ya demostraron que son los municipios pobres los que han padecido más la falta de enseñanza a distancia. En estas localidades, las escuelas y las dependencias gubernamentales locales disponen de recursos sumamente limitados para apoyar la continuidad de la enseñanza, la señal de Internet es la más débil y los padres agricultores tienen muy poca educación como para poder respaldar a sus hijos en su aprendizaje a distancia.
“Aun cuando todo el mundo tiene que arreglárselas con el deficiente programa de enseñanza a distancia del Gobierno de Duterte, es innegable que resulta más difícil para los niños pobres, con lo cual se les niega un acceso efectivo a una educación de calidad”, explicó Basilio.
Consecuencias a largo plazo
“Queda manifiestamente claro que [el Gobierno de Duterte] no reconoce el papel esencial que desempeña la educación en la construcción del país, ya que no entiende que abandonar la educación durante la pandemia solo agravará las consecuencias a largo plazo de la crisis sanitaria en el país y postergará aún más el proceso de recuperación”.
“Cuanto más tiempo estén cerradas las escuelas, más severas serán las repercusiones para nuestra recuperación. El Gobierno de Duterte debe actuar rápidamente para enmendar su negligencia en relación con la educación. Debe hacer todo lo posible para permitir la reapertura segura de las escuelas y proporcionar todas las herramientas necesarias para una enseñanza y aprendizaje a distancia eficaces”, concluyó Basilio.