Los sindicatos de educación franceses han reclamado una política sanitaria más sólida y eficaz ante el aumento de los casos de coronavirus, así como el reconocimiento y la mejora de las condiciones de trabajo y de vida del personal docente.
El 12 de enero, la Confédération générale du travail(CGT) Educ’action, la Fédération syndicale unitaire(FSU), la Fédération des syndicats généraux de l'Education nationale et de la recherche-Confédération française démocratique du travail(SGEN-CFDT), el Syndicat national des lycées, collèges, écoles et du supérieur(SNALC), el Syndicat national des collèges et des lycées(SNCL), Sud Éducation y la Union nationale des syndicats autonomes-Éducation(UNSA-Éducation) reiteraron su preocupación por el hecho de que los establecimientos educativos permanezcan abiertos, y advirtieron de la necesidad de prever todas las posibilidades.
“Se debe planificar de inmediato la aplicación de medidas de protección reforzada”, manifestaron los sindicatos en una declaración conjunta. “Evitar la mezcla de estudiantes de diferentes grupos, garantizar el funcionamiento de los comedores escolares, la ventilación de las aulas, los test a gran escala, el aislamiento de los casos positivos y los casos de contacto, y la disposición de los locales, son elementos que deben tenerse en cuenta en el plan que se elabore”.
Contratación, información y firmeza
También subrayaron que hay que contratar de inmediato personal adicional y permanente, empezando por los candidatos y las candidatas a oposiciones inscritos e inscritas en la lista suplementaria y por los puestos de auxiliar de educación.
Además, el personal debe estar informado, en particular sobre el mantenimiento de las disposiciones organizativas adecuadas en numerosas instituciones de secundaria a partir del 20 de enero.
Los sindicatos también solicitaron decisiones rápidas sobre la organización de los exámenes, “para no dejar al alumnado y al personal en la incertidumbre”, así como el aplazamiento de los exámenes de marzo.
Por último, pidieron aclaraciones sobre la política de vacunación para el personal docente, “que no puede improvisarse en el último momento”.
UNSA-Éducation: ruptura de la confianza
A finales de 2020, la UNSA-Éducation puso de relieve que el contexto global era “particularmente complicado debido a la conjunción de una crisis sanitaria sin precedentes, la consecuente crisis social y económica y la amenaza terrorista”. Señaló “una profunda ruptura de la confianza con el personal que trabaja para los ministros de Educación Nacional, Juventud y Deportes, por una parte, y de Educación Superior, Investigación e Innovación, por otra”.
Sin embargo, el sindicato sigue tratando de obtener una respuesta a las demandas del profesorado “mediante la negociación y la firma de un memorando de entendimiento para el personal de enseñanza superior e investigación que permitirá mejorar significativamente las trayectorias profesionales de nuestros compañeros y compañeras en los próximos siete años”. Exige asimismo “una ley de programación plurianual que fomente la revalorización y el reconocimiento de todo el personal de educación”.
La UNSA señaló que estaba convencida de que, “a pocos meses de que finalice un período de cinco años en el que la confianza del personal docente se ha ido debilitando cada vez más, todavía es posible aportar elementos que conduzcan al reconocimiento y al respeto”.
SNES-FSU: convocatoria de huelga del personal de la educación
El SNES-FSU, por su parte, se ha sumado a una alianza intersindical con Force Ouvrière, la CGT Educ’action, el SNALC, Sud Éducation y el SNCL para convocar una huelga el 26 de enero.
Esta alianza intersindical considera que “una revalorización fantasma de la profesión, 1 883 despidos en la enseñanza secundaria al inicio del año escolar 2021, una serie de reformas que están perjudicando nuestros empleos, una gestión caótica de la crisis sanitaria, y la consulta pública Grenelle de l'Education que terminó siendo un fiasco... ¡ya basta!”.
Frédérique Rolet, secretaria general del SNES-FSU, recordó que su sindicato “nunca ha dejado de abogar por un protocolo realmente protector. Advirtió sobre la necesidad de anticipación, las necesidades de personal, los programas de enseñanza y el inviable calendario de exámenes. El ministro [de Educación, Jean Michel Blanquer,] ha tratado todo esto muy a la ligera, y ha negado constantemente los problemas. Hizo falta una huelga importante para eliminar la posibilidad de trabajar en grupos y evitar de esta forma los comedores y las aulas abarrotadas”.
Rolet añadió que el ministro “pasa por alto las condiciones de trabajo del personal y las cuestiones de igualdad. El 26 de enero, por medio de la huelga, el personal de la educación le devolverá a la realidad”.