Francia ha rendido homenaje a Samuel Paty, profesor de Geografía e Historia de 47 años, víctima de un ataque terrorista cerca de su centro docente en Conflans-Sainte-Honorine, a las afueras de París. Paty fue decapitado tras una campaña en internet en su contra por haber mostrado en clase una caricatura de Mahoma. El presunto asesino, de 18 años, fue abatido en un enfrentamiento con la policía.
Paty había utilizado esa misma caricatura en sus clases sobre libertad de expresión en años previos sin que esto provocara incidente alguno. Se trata de una de las imágenes publicadas por Charlie Hebdo, una revista satírica. Esa fue la motivación que “justificó” el ataque del 7 de enero de 2015, que se saldó con 12 personas asesinadas y 11 heridas. Además, otras cuatro perdieron la vida en un secuestro posterior que se produjo dentro de un supermercado kósher. Los acusados en calidad de colaboradores están a la espera de juicio por su participación en los hechos.
En aquel momento, la respuesta ante el ataque fue espectacular y se sumó al movimiento de defensa de la libertad de expresión en Francia y en todo el mundo. Periodistas y otros trabajadores de Charlie Hebdo murieron asesinados en las oficinas de la revista. Igual que estos profesionales arriesgan sus vidas por ejercer la libertad de expresión, el asesinato de Samuel Paty es la prueba de que los docentes y las docentes también pueden pagar ese altísimo precio por realizar su labor.
La campaña de internet que parece haber motivado al asesino apunta hacia otro peligro para la educación y las sociedades libres. Las autoridades escolares y el profesorado pueden sentirse forzados a la autocensura y evitar enseñar de una manera que fomente un debate y un aprendizaje libres.
En una declaración conjunta de los sindicatos franceses y de otras entidades sindicales, se convocaron reuniones en señal de duelo y homenaje a las 15:00 h del domingo 18 de octubre. Miles de personas acudieron a la plaza de la República en París, además de a las concentraciones de Lyon, Marsella, Lille, Burdeos, Toulouse, Niza, Nantes y otras ciudades. David Edwards, secretario general de la Internacional de la Educación, estuvo presente frente al Consulado de Francia en Bruselas.
En su declaración, los sindicatos denunciaron el hecho de que Paty hubiera sido objetivo de ataques de este tipo varios días antes de su asesinato. Además, defendieron una docencia responsable al afirmar que “como cualquier docente, pretendía preparar a los jóvenes para despertar su espíritu crítico, una condición básica para todo ciudadano que se precie”.
También explicaron que el personal docente debe contar con apoyo en el ejercicio de su profesión y que los sindicatos están “comprometidos con la libertad de expresión y el rechazo al extremismo y al oscurantismo”. Por otra parte, afirmaron que responderían al odio que le costó la vida a Samuel Paty con “la defensa de la libertad, la igualdad y la fraternidad”.
Francia cuenta con una dilatada historia de laicismo. En el ámbito educativo, esto implica una separación estricta entre Estado y religión, es decir, el primero no apoya ni rechaza ninguna religión. Los ataques a escuelas y docentes derivados de su credo religioso atentan profundamente contra los valores esenciales que son básicos para la democracia.
Representantes de los sindicatos educativos se reunieron con el ministro de Educación Nacional, Jean-Michel Blanquer, y con el primer ministro, Jean Castex, la mañana del 17 de octubre para hablar sobre la protección al profesorado y la libertad de expresión. El presidente, Emmanuel Macron, anunció la celebración de un acto oficial con motivo de este ataque terrorista el miércoles 21 de octubre. La IE ya se ha puesto en contacto con la Unesco con relación a este asunto.
En una carta a las organizaciones miembros de la Internacional de la Educación francesas, el secretario general, David Edwards, expresó su solidaridad y apoyo al profesorado de todo el mundo y a sus sindicatos, y se reafirmó en la lucha por esos valores cuya defensa costó la vida a Samuel Paty. Además, declaró que “la libertad de conciencia y de expresión son derechos cuya conquista ha costado un esfuerzo titánico”.
En la lucha por defender la democracia, el papel del profesorado resulta esencial para disuadir a las fuerzas que amenazan con destruirla. Edwards señaló que, en este enfrentamiento, “las organizaciones sindicales están, ahora más que nunca, en primera línea de combate”.