“La enseñanza pública merece una política ambiciosa. Desgraciadamente, hoy se encuentra bajo presión debido a los recortes en los puestos de trabajo”.
Esta preocupante constatación de Patrick Gonthier, vicepresidente de la IE para Europa y secretario general de la federación sindical UNSA-Education, se ve confirmada en todos los niveles de la enseñanza francesa. En Francia se calculan 6.000 puestos docentes menos este año y más de 10.000 suprimidos para el comienzo del próximo curso. Un funcionario de cada dos se jubilará sin ser sustituido. Las relaciones entre el profesorado y el centro escolar se contractualizarán. Se reforzarán las aptitudes de los directores de los centros escolares, especialmente en la contratación y la evaluación de los docentes. Los estatutos serán percibidos como una traba en lugar de una garantía colectiva. Se proporcionará mayor autonomía para las universidades.
Ocho meses después de su establecimiento, éstas son las principales grandes reformas presentadas por el gobierno del presidente de la República Francesa, Nicolás Sarkozy, cuya voluntad fue reafirmada en una rueda de prensa el pasado 8 de enero. “En 2008 la política de civilización se reflejará en la escuela (…) y en una profunda renovación de nuestras universidades”, indicó, antes de declarar que la escuela “debe volver a ser un asunto de todos y no solamente de los especialistas”.
Un asunto de todos, claro, pero “el éxito de todos y el incremento general del nivel de estudios desaparecen del panorama”, sostiene Michel Fouquet, secretario nacional de SNEP-FSU, sindicato nacional de educación física. El sindicato lamenta la creación de una “escuela a dos velocidades” y propone, por el contrario, “una escuela ambiciosa y exigente para todos, que luche contra los determinismos sociales”.
Para Gilles Moindrot, secretario general de SNUipp-FSU, principal sindicato de los profesores de primaria, “la nueva reorganización del horario escolar es la cuestión que más debates genera en las escuelas”. El Ministerio de Educación francés acaba de suprimir las clases del sábado por la mañana para el inicio del próximo curso escolar, lo que resultará en clases sobrecargadas en las escuelas infantiles y básicas. Y lo que es peor, habrá importantes dificultades para establecer nuevas formas de organización del trabajo, para llevar a cabo el trabajo en equipo y para la formación profesional de los docentes.
Por su parte, UNSA-Education denuncia un ataque provocador contra el derecho de huelga de los docentes de la enseñanza primaria: el Gobierno prevé financiar la apertura de las guarderías en los días de huelga a través de los ayuntamientos utilizando los días no pagados. “La docencia se perfila como una profesión cada vez menos atractiva”, lamenta Odile Cordelier, de SNES. El principal sindicato de la enseñanza secundaria muestra su preocupación por la evolución de las tareas y las condiciones laborales del personal docente y destaca la llegada en masa de horas extraordinarias en los centros escolares. En cuanto a la estructura del sistema educativo, SNES señala que el ministro de Educación, Xavier Darcos, sigue multiplicando el número de sus comunicados sin llegar al menor acuerdo con las organizaciones sindicales de docentes.
En lo referente al ámbito universitario, UNSA-Education señala que la “reforma de la gobernanza” de las universidades podría poner en entredicho su principio de gestión por parte de la comunidad universitaria sin aportarles los medios de los que carecen.
Ante la ausencia de verdaderas negociaciones sobre los salarios y el abandono organizado de la función pública con la supresión masiva de empleos en su sector, las federaciones educativas (FAEN, FERC-CGT, FSU, SGEN-CFDT, UNSA-Education, Sud Education) han decidido unirse a las federaciones de funcionarios, logrando una gran movilización de docentes, desde la preescolar hasta la universidad, en la huelga del pasado 24 de enero.
Claude Carroué
Este articulo fue publicado en Mundos de la Educación, No. 25, febrero/marzo 2008.