La Internacional de la Educación apoya firmemente a sus afiliadas de Kenia, que llevan 18 años esperando recibir el prometido aumento salarial, reafirmado recientemente por una decisión del Tribunal Supremo.
En el mes de julio, la Magistratura del Trabajo otorgó a los docentes de Kenia un aumento salarial de más del 50%.
Sin embargo, la Comisión del Servicio Docente (TSC, por sus siglas en inglés), la institución responsable de contratar y despedir a los docentes y de asesorar al gobierno sobre cuestiones relativas a la profesión docente, declaró que este aumento era insostenible. Su apelación contra dicha decisión fue rechazada por el Tribunal Supremo el 24 de agosto.
El ministerio de educación ha invitado ahora al sindicato nacional de los docentes de Kenia (KNUT, por sus siglas en inglés) a negociar.
“No vamos a negociar una orden judicial con el gobierno; las órdenes judiciales deben ser ejecutadas”, subrayó el Secretario General de KNUT y Presidente del Comité Regional Africano de la Internacional de la Educación (IE), Wilson Sossion.
Agregó que los docentes se encuentran “entre los contribuyentes más obedientes” y se merecen este incremento salarial según lo ordenado hace años.
KNUT también rechazó firmemente el argumento de la TSC de que no hay dinero disponible para cubrir el aumento salarial de los docentes.
“Creemos que es absurdo que el Ministerio de Hacienda diga que no hay suficiente dinero”, dijo Sossion, puntualizando que los ingresos en concepto del impuesto sobre la renta representan anualmente unos 2,5 mil millones de dólares estadounidenses.
Mosses Nuturuma del sindicato de docentes de la educación secundaria y superior de Kenia (KUPPET, por sus siglas en inglés), otra organización miembro de IE, también acusó de hipócrita a la TSC, explicando que “la TSC no puede quebrantar la ley y reclamar protección jurídica al mismo tiempo”.
La situación se ha vuelto tensa dado que los estudiantes que finalizan la enseñanza primaria y secundaria deberán presentarse a los exámenes nacionales en un par de semanas.
KNUT y KUPPET pidieron a todos los docentes que dejaran de asistir a las escuelas y se pidió a los padres que se unieran a los docentes en las protestas masivas.
“Nosotros también somos padres”, dijo Sossion. “Los sindicalistas luchamos por una educación de calidad y por tener unos docentes motivados. No nos gustan las huelgas, no es nuestro deseo salir de las escuelas, pero nos vemos obligados a ello. Es nuestra última opción”.
Los sindicatos han constatado que los huelguistas cuentan con un apoyo público considerable y que en los medios sociales el hashtag#payteachers es muy popular.
El Congreso de Sindicatos de Kenia (TUC-K, por sus siglas en inglés) también apoyó plenamente la huelga e instó al gobierno a respetar el orden público. “Solamente pedimos 1,4 mil millones de chelines kenianos (13 millones de dólares estadounidenses) al mes. Se trata de una cantidad que el gobierno puede pagar perfectamente”, subraya el Secretario General Adjunto de TUC-K, Mukhwaya.
El salario inicial de un docente en Kenia es actualmente de unos 160 dólares estadounidenses al mes. Durante décadas, el gobierno ha estado librando batallas legales con los sindicatos con respecto a los salarios. Los docentes kenianos han venido reclamando unos salarios mejores desde antes de la independencia. En 1997, una huelga paralizó el sistema educativo durante dos semanas antes de la celebración de las elecciones generales y se concedió un aumento salarial que debía realizarse en varias etapas a lo largo de cinco años. Este acuerdo, no obstante, todavía no ha sido plenamente aplicado.