El flagrante secuestro de 89 estudiantes que se preparaban para los exámenes la semana pasada constituye un cruel ejemplo más de los peligros a los que se enfrentan los estudiantes en zonas de conflicto, y de la amenaza que la educación representa para los que buscan el poder.
Según un informe de UNICEF, unos hombres armados irrumpieron en el pueblo de Wau shilluk y secuestraron al menos a 89 niños en edad escolar, algunos de tan solo 13 años, junto con 6 profesores. El número de los secuestrados puede ser mucho mayor del que se comunicó en un principio.
De acuerdo con la Internacional de la Educación (IE), cada vez es más evidente que ni los niños ni las niñas están a salvo en medio de los conflictos, con grupos armados de todo el mundo que eligen como objetivo a los niños por razones ventajosas.
“Cuando acabamos de presenciar el impactante secuestro de más de 200 niñas en Nigeria y la masacre de 132 estudiantes en Pakistán el año pasado, este incidente en Sudán del Sur vuelve a ser un crudo recordatorio de hasta qué punto la educación está siendo atacada”, afirmó el Secretario General de la IE, Fred Van Leeuwen. “Esto debe servir como una llamada de atención a la comunidad internacional sobre el papel fundamental que desempeñan las escuelas como bastión de seguridad y de aprendizaje para los niños. Las escuelas y la educación son la respuesta a la prevención de conflictos”.
La Internacional de la Educación ha trabajado en estrecha colaboración con el Enviado Especial de la ONU para la Educación Global, Gordon Brown, en el establecimiento de la Iniciativa Escuelas Seguras, puesta en marcha el año pasado.
En una declaración publicada el fin de semana, Julia Gillard, la Presidenta del Consejo ejecutivo de Alianza Mundial por la Educación (GPE por sus sigls en inglés) expresó que “las escuelas deben ser lugares seguros donde los niños puedan aprender y los maestros enseñar sin temor a ser atacados”, y añadió que “el reclutamiento y utilización de niños en fuerzas y grupos armados constituye una grave violación del derecho internacional”.
Se ha calculado que alrededor de 12 000 niños han sido reclutados como niños soldados desde que hace 14 meses comenzara la guerra civil de Sudán del Sur. El pueblo de Wau Shilluk, situado en una región rica en petróleo y controlada por el Gobierno, se ha visto desbordado por los desplazados internos, que han llevado a la población a sobrepasar los 90 000 habitantes.