Mientras el mundo celebra el 26º Día Internacional de la Acción contra el Sida, se está llevando a cabo un renovado esfuerzo con el propósito de garantizar que la generación de jóvenes actual reciba la educación que necesita para acabar con este virus.
Según las estadísticas de UNICEF, el sida sigue siendo la principal causa de muerte entre los adolescentes en África y la segunda causa en el resto del mundo, y una desproporcionada proporción son niñas.
Todos los estudios que se han realizado demuestran que la educación desempeña un papel muy importante no solo en la reducción de los casos de VIH, sino porque contribuye a eliminar el estigma y la discriminación que sufren a menudo las personas que conviven con el virus. Al garantizar que todas las niñas reciban una educación de calidad, los estudios revelan que los índices de VIH, especialmente en África subsahariana, disminuyen drásticamente. La reducción de los índices de infección en Zimbabue, por ejemplo, se ha atribuido directamente al aumento de mujeres, en general el 75 por ciento, de edades comprendidas entre los 15 y los 24 años que habían finalizado la Educación Secundaria.
Para el año 2020, los objetivos internacionales están destinados a alcanzar el objetivo 90/90/90 para conseguir que el 90 por ciento de todas las personas que viven con el VIH sean conscientes de su condición; que el 90 por ciento de las personas con VIH reciban un tratamiento antirretroviral constante; y que el 90 por ciento de las personas que reciben tratamiento obtengan una supresión viral.
Han pasado más de 30 años desde que se detectó el primer caso de VIH/SIDA, pero el virus sigue afectando las vidas de las personas en todo el mundo indiscriminadamente. Hoy en día, se estima que 34 millones de personas siguen viviendo con el VIH/SIDA, y que más de 35 millones han sucumbido al virus en las últimas tres décadas.
Celebrado por primera vez en 1988, el Día Internacional de la Acción contra el Sida es tan importante en el año 2014 como lo fue durante los primeros días de la epidemia. Teniendo por objetivo global la erradicación del virus para el año 2030, se está llevando a cabo un mayor esfuerzo de sensibilización con el fin de conseguir que la próxima generación de jóvenes viva en un mundo sin sida.