El Comité de Coordinación de Sindicatos de Docentes del Líbano convocó una huelga nacional y una sentada el 19 de octubre contra el insuficiente aumento salarial.
Dicho Comité, que incluye miembros de la IE -El Sindicato de Profesores del Líbano (TSL) y la Liga de Profesores de Educación Secundaria Pública del Líbano (LPESPL)- organizó la sentada en los alrededores del edificio del Consejo de Ministros. Después de la multitudinaria sentada, el gobierno ha accedido a recibir a los sindicatos de docentes que solicitan su inclusión en la Comisión de Indicadores.
Los sindicatos de docentes exigen que las autoridades nacionales modifiquen las propuestas y ofrezcan un aumento de sueldo equivalente a la tasa de inflación y rechazan las propuestas para la creación de nuevos impuestos. Esta huelga ha demostrado la unión de todos los profesores de educación primaria y secundaria de ambos sectores, público y privado.
A pesar de lo ocurrido en otros países, donde sí se ha establecido un salario mínimo nacional, en el Líbano el sector privado se ha opuesto al salario mínimo mostrando su preocupación por el hecho de que los gastos obliguen a las empresas a despedir a sus trabajadores o a cerrar sus negocios.
En un principio, los líderes del Consejo General de Trabajo (GLC) advirtieron que la intransigencia del sector privado revelaba su apoyo a políticas que empobrecían al pueblo libanés. El GLC aseguró que harían frente a estas políticas iniciando una huelga general.
El plan inicial de celebrar una huelga general el 12 de octubre en el Líbano no se llevó a cabo porque el gobierno acordó admitir gran parte de las reivindicaciones de los sindicalistas, incluyendo las de los trabajadores del sector educativo.
En ese momento, los líderes del GLC declararon que los sindicatos iban a suspender la huelga en aras de la paz civil, pero no descartaban futuras protestas si el gobierno no cumplía con sus promesas.
En un intento por hacerse oír en lo referente a aumentos salariales y salarios mínimos, los sindicatos de educación se pusieron del lado del GLC. Sin embargo, la situación se vino abajo cuando quedó claro que las negociaciones de última hora entre el gobierno y el GLC excluirían a los sindicatos de educación, a pesar del compromiso de GLC de consultar antes de aceptar o rechazar cualquier propuesta del gobierno.
Las negociaciones entre el GLC y el gobierno dieron como fruto aumentos salariales que, según reiteran los sindicatos de docentes, deberían haber sido rechazados por no beneficiar a los sectores público y privado. Por ejemplo, las personas con ingresos superiores a 1.800.000 LBP han quedado excluidas de los aumentos de salario como si no se vieran afectadas por las crecientes tasas de inflación.
La presidenta de la IE, Susan Hopgood, ha apuntado: «La IE aprueba la decisión de las autoridades libanesas de escuchar a los sindicatos organizados de trabajo para elevar el salario mínimo nacional. Animamos al gobierno a mantener su promesa y a esforzarse más por el diálogo social para asegurar una remuneración y condiciones laborales decentes para todos los educadores y trabajadores».