Los sindicatos han respondido a los datos publicados por el Departamento de Educación que muestran un alarmante aumento de las agresiones contra los docentes por parte de los alumnos, un problema que pone de relieve la necesidad de abordar la violencia estudiantil dentro de las instituciones educativas.
NASUWT: Es necesario realizar un análisis más exhaustivo de los niveles de violencia en las escuelas
El pasado 30 de julio, Chris Keates, Secretaria General de la Asociación Nacional de Docentes/Sindicato de Mujeres Docentes (NASUWT, por sus siglas en inglés), afiliada a la Internacional de la Educación (IE), calificó el aumento del número de alumnos expulsados por agredir a adultos en las escuelas como “extremadamente preocupante”.
Estas cifras, dijo, ponen de relieve los resultados de una encuesta reciente de NASUWT, en la que el 16% de los docentes había declarado haber sido agredido físicamente en los últimos 12 meses por un alumno, lo que representa un incremento del 7% con respecto a la misma encuesta en 2014.
Aunque el incremento de las expulsiones muestra, con razón, que las escuelas no aceptan la violencia contra el personal, es necesario analizar de manera más detallada por qué están aumentando los niveles de violencia, subrayó.
Keates también expresó su preocupación por el hecho de que los docentes y otros miembros del personal tengan que hacer frente a traumas provocados por graves perturbaciones y violencia, y añadió que “los niños y los jóvenes están perdiendo su lugar en las escuelas convencionales y se les hace entrar en un sistema en el que el personal especializado y las prestaciones para satisfacer sus necesidades se han suprimido o reducido como consecuencia de los recortes”.
ATL: Las expulsiones permanentes debidas a la violencia deben evitarse y requieren voluntad política
Mary Bousted, Secretaria General de la Asociación de Docentes y Catedráticos (ATL, por sus siglas en inglés), otra organización miembro de la IE, también destacó que las expulsiones permanentes son “una tragedia para estos niños y sus familias” y que hay que encontrar la manera de impedir que haya tantos que tengan que enfrentarse a la exclusión.
Los comportamientos perturbadores, la violencia física y el abuso verbal no deben ser tolerados en las escuelas, dado que tienen un impacto negativo en el aprendizaje de los niños y ejercen una enorme presión sobre los docentes, destacó. Por lo tanto, es esencial que identifiquemos las causas de “los comportamientos constantemente perturbadores” y que encontremos la manera de apoyar a estos niños y jóvenes, siguió diciendo Bousted.
También señaló que el gobierno debe garantizar que las escuelas dispongan de los fondos y los recursos necesarios para que los niños y los jóvenes puedan aprovechar al máximo su educación, que apoyar a los niños que se encuentran en riesgo de exclusión requiere una enorme flexibilidad, experiencia y paciencia, y que muchos de estos servicios han sido desgraciadamente reducidos o restringidos en los últimos años.
Dijo que “en definitiva, estos datos plantean muchas preguntas difíciles” al gobierno, a los directores de las escuelas, a los docentes, a las autoridades locales y a los padres, y requieren que todos ellos “trabajen juntos para encontrar la manera de lograr que el sistema educativo sea adecuado para todos los niños y jóvenes”.